La falta de tiempo y la complejidad, cada vez mayor, de la gestión y administración de las comunidades de propietarios, han hecho que los pacenses recurran con mayor frecuencia a los profesionales para que se hagan cargo del mantenimiento y la administración de sus comunidades. En la última década casi se ha duplicado el número de edificios que cuentan con un administrador de fincas.

En la actualidad, más del 80% de los inmuebles acogidos a la Ley de Propiedad Horizontal de la capital son gestionados por estos profesionales, según el decano del Colegio Territorial de Administradores de Fincas de Extremadura, Reyes Caballero, quien aseguró que en el caso de las de nueva construcción el cien por cien tiene administrador.

En las nuevas promociones de pisos, el administrador es asignado a los nuevos propietarios por la constructora y la amplia mayoría acepta sus servicios. Reyes Caballero calcula que en Badajoz puede haber cerca de 2.000 edificios y 48 administradores de fincas ejerciendo, "algunos de ellos con más de 200 comunidades a su cargo", explicó.

CONTABILIDAD De forma progresiva, va desapareciendo la figura del propietario encargado de pasar a sus vecinos el recibo de la comunidad, cambiar bombillas fundidas o contratar alguna reparación. "La gente ya no quiere complicaciones, además no es fácil reclamar recibos impagados al vecino, ocuparse del mantenimiento de instalaciones cada vez más grandes y complejas ni de hacerse cargo de la contabilidad de la comunidad, ya que hay comunidades que tienen presupuestos próximos a los 480.000 euros", según recordó.

Al principio, los vecinos muestran "cierto reparo a que una persona ajena administre sus bienes, sin embargo un buen administrador debe ahorrar dinero a la comunidad, consiguiendo los mejores precios en los contratos, y también debe saber poner orden entre los vecinos con la Ley de Propiedad Horizontal en la mano", ya que, en su opinión, hasta hace escaso tiempo la mayoría de los vecinos desconocía el contenido de la citada ley.

Las dueños de los bloques de pisos más antiguos son los más reticentes a contratar los servicios de estos profesionales, al considerar que sus honorarios elevan el coste del recibo de la comunidad. Hasta ahora, los propietarios de muchas urbanizaciones de la ciudad con más de 20 o 30 años se han arreglado entre ellos para gestionar la comunidad, como en el caso de las 500 viviendas de San Roque, donde muchos vecinos se turnan para hacerse cargo de la limpieza de la escalera, el mantenimiento y el cobro de los recibos.

OBRAS COMPLEJAS Sin embargo, en algunas de estas promociones con muchos años, "los problemas surgen cuando llega un vecino nuevo y no acepta las normas de los otros dueños, entonces suelen buscan al administrador". Los inquilinos de estos inmuebles antiguos están recurriendo cada vez más a estos profesionales para afrontar obras de gran envergadura, sobre todo relacionadas con la eliminación de barreras arquitectónicas, como la colocación de rampas o de ascensores.

La morosidad y las molestias ocasionadas por ruidos, son los principales motivos de conflicto entre los vecinos. "Con la modificación en 1999 de la Ley de Propiedad Horizontal se redujo de forma considerable el número de morosos, pero aún así hay morosos en gran parte de las comunidades", según manifestó Reyes Caballero.

También es causa de enfrentamiento la presencia, cada vez mayor, de animales domésticos, cuyos dueños no suelen respetar las ordenanzas y molestan a los vecinos. Ensucian las zonas comunes o dejan solos muchas horas a sus mascotas encerradas en los pisos.