Las mujeres son activas por naturaleza, mueren con las botas puestas. Sólo en las estadísticas, sobre todo aquellas relacionadas con el empleo, aparecen, curiosamente, como sujetos pasivos, quizás porque todavía hay muchos sectores de la sociedad a los que les interesa ver a la mujer como un sujeto pasivo.

Llegar a abuelas siendo activas no es ni un mérito ni una novedad ni algo que haya que celebrar, porque muchas de esas mujeres no pidieron serlo, son abuelas activas a la fuerza. La falta de apoyos ha llevado a las mujeres a trabajar dentro y fuera de casa hasta el final de sus días. La viudedad, el impago de pensiones tras las separaciones, el empleo sin contrato, por lo tanto sin poder cobrar la jubilación, los hijos, ... y luego los nietos, han prolongado inmerecidamente su vida activa.

Esto lo saben los gobiernos, que se ahorran mucho dinero a costa de ellas, por eso no deberían mirar para otro lado, utilizando campañas y reivindicaciones con motivo del Día Internacional de la Mujer que luego caen en saco roto. Si las mujeres hemos logrado superar obstáculos y romper barreras ha sido gracias al apoyo incondicional y el sacrificio de otras. Gracias a todas.