El acusado de agredir y robar al taxista Luis Martín la tarde del 28 de diciembre de 2015, en un descampado de la carretera de Sevilla, a 5 kilómetros de Badajoz, S. C. L. R., negó ayer ser el autor de los hechos que se le imputan, aduciendo que ese día «había viajado a Mérida y no estaba en Badajoz». Su abogado defensor presentó como prueba al inicio del juicio, en el momento de las cuestiones previas, un billete que justificaría el viaje a Mérida. Y dijo que luego continuó a Madrid.

S. C. L. R. hizo esta declaración cuando respondía al fiscal y a la acusación particular sobre la autoría de un acto sumamente violento contra el taxista, a quien su agresor golpeó repetidamente con las manos y con una barra de hierro --después se supo que también con un ladrillo roto--, sin mediar palabra, para robarle las monedas que tenía sueltas en el salpicadero del coche, unas gafas y un móvil, dejándolo tirado en el suelo.

El acusado negó ser él quien causó esos hechos. Durante su declaración explicó reiteradas veces que no recordaba lo ocurrido ese día por las drogas y barbitúricos que había ingerido, y también lo achacó a sus problemas psiquiátricos. Sí recordaba otros pasajes de su vida relacionados con su ingreso en prisión y sus movimientos en otras fechas, incluso cuando fue detenido en Zafra, el 8 de enero de 2016 por la Guardia Civil, tras ser acusado de un robo con violencia «con características muy similares al de Badajoz», según el agente que lo detuvo.

El responsable de la instrucción policial contó cómo se le identificó a través de llamadas al banco donde tenía su cuenta, de Don Benito, por la directora de la entidad; el barman que lo atendió y le dejó su móvil para hacer la llamada al banco, que coincidieron en que lo identificaron por las fotos mostradas por la Guardia Civil poco después de los hechos. También por la farmacéutica que le atendió cuando entró a pedir una moneda para llamar por una cabina, pues quedaron imágenes suyas en la cámara de seguridad, que los investigadores cotejaron con las del Centro de Salud El Progreso, que lo mostraban subiendo al taxi.

La víctima no dudó al señalarlo como su agresor: «Tuve su cara enfrente a unos centímetros mientras me sujetaba y me golpeba con una barra de hierro».

El juicio continuó con los testimonios de los demás agentes de la Guardia Civil que intervinieron en diferentes actos de la investigación. Y de un vigilante de seguridad de la estación de trenes de Badajoz, quien afirmó que lo vio la mañana del día de autos, en torno a las 10.00 y a las 12.00, señalando su vestimenta y que llevaba un bolsa grande en el hombro. Dijo que lo vio subir al tren con destino a Mérida que sale a las 12.20 horas. El letrado de la acusación le preguntó si sabía si pudo bajarse en la estación de Montijo, y el testigo dijo que no podía saberlo.

También declaró un tío del acusado, factor de Renfe, quien afirmó que cuando se enteró de lo sucedido pensó que podía haber sido su sobrino.

Así mismo, los peritos y forenses señalaron que no hallaron restos de ADN ni huellas ni el arma, ni el coche; y que el acusado no tiene mermadas su voluntad ni su entendimiento.

El fiscal solicita 14 años de prisión por intento de homicidio y robo con violencia e intimidación, mientras que la acusación particular, llevada por Luis Vilela, llega a los 23. La defensa, a cargo de Jenaro García, por su parte, pide la absolución por entender que el acusado no es el autor de los hechos pues ese día no estuvo en Badajoz.