En lo que va de año, la Asociación para la Defensa de los Animales Abandonados (Adana) ha prestado asistencia a medio centenar de animales heridos, pero ha tenido que desatender el doble de avisos por falta de fondos económicos y medios. "Todos los animales que hemos visto o nos han llegado directamente los hemos recogido, pero no hemos podido ocuparnos de todos las llamadas que nos han llegado por teléfono o nos han dejado en el contestador de la asociación", lamentó Agustín Mansilla, presidente de Adana.

Y es que el coste mínimo por cada asistencia se sitúa entre los 250 y los 300 euros, unas cantidades que puede llegar hasta los 1.000 euros en caso de que requieran tratamientos o intervenciones extraordinarias. Además, mientras los animales se recuperan necesitan permanecer en alguna de las casas de acogida con las que cuenta Adana, apenas una decena, y que están saturadas.

El año pasado, la asociación invirtió en asistencia a animales heridos 22.000 euros. Estos fondos proceden de las cuotas de los socios, donativos y de las actividades que realiza el colectivo (puestos en el mercadillo, rifas...). Solo recibe una subvención de 900 euros de la Diputación de Badajoz para la compra de material de oficina.

Cuando los animales son adoptados por familias extranjeras se recupera una parte importante de los gastos, ya que son sufragados por la protectora del país al que viaja; pero en España, el adoptante solo corre con las tasas del microchip o pasaporte (apenas 60 o 70 euros).

Mansilla reconoce que la capacidad económica y de recursos de Adana es muy limitada a la hora de poder hacer frente al incremento de casos de abandono de mascotas, que se ha incrementado más de un 25% con respecto a años anteriores. Además, el colectivo ha detectado que las lesiones de los animales --la mayoría heridos en atropellos, aunque muchos maltratados-- que necesitan asistencia veterinaria son cada vez "más graves", por lo que los tratamientos son más costosos.

Mansilla cree que el aumento de abandonos se debe a que se han incrementado las exigencias a los dueños --obligatoriedad de estar identificados-- lo que ha hecho que muchos no estén dispuestos a asumir estos gastos y se deshagan del animal. El presidente de Adana confía en que tras este "boomerang" la situación se normalice.