Un grupo de vecinos de la avenida Sinforiano Madroñero acuciados por las molestias que soportan ante la proliferación de bares en los bajos de sus edificios han creado la Plataforma Contra el Ruido de Valdepasillas (parsinforianoba@gmail.com), con la que defender su derecho al descanso. De momento son 150 los damnificados que conforman este nuevo colectivo, principalmente del bloque 17 de la citada avenida, pero están abiertos a la entrada de afectados de todo el barrio, donde existen otras zonas en la que coinciden muchos de negocios de ocio que generan ruido.

Este colectivo fue uno de los que recibió hace dos semanas el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vára, junto con la asociación Espantaperros de Badajoz e Intramuros de Plasencia, para escuchar su problemática.

La plataforma de Valdepasillas surgió a finales del año pasado. Su portavoz, Diego Guiberteau explica que inicialmente aglutina a afectados del tramo de Sinforiano comprendido entre la rotonda de Herrera Pombo (donde está la bandera) y las explanadas donde se ubica Telepizza. La acera de la izquierda, en dirección al puente Real, es la que aglutina más cafeterías y pubs. Los problemas se acrecientan con el buen tiempo, en primavera y verano, a partir del jueves y durante el fin de semana. El portavoz cuenta que las terrazas han sido causa de innumerables quejas e incluso de enfrentamientos entre los vecinos y responsables de los bares, porque las sillas y mesas obstaculizaban el paso a los portales y dificultaban el trasiego de personas en silla de ruedas. Pero Guiberteau asegura que en los últimos meses la Policía Local de Badajoz ha incidido en el cumplimiento estricto de los veladores que cada negocio tenga concedidos.

Su principal problema ahora es el ruido nocturno, sobre todo el que procede de algún pub que tiene horario de discoteca y abre los fines de semana hasta las 6 de la madrugada, de manera que recoge la clientela procedente de otros locales del resto de la ciudad que cierran antes. «Una auténtica barbaridad», según Guiberteau, quien cuenta que se quejan sobre todo de los ruidos de la gente que sale a la calle, que habla alto y canta, unas molestias contra las que se sienten desprotegidos aunque consideran que existen leyes que los amparan. Añaden a estos ruidos los procedentes del interior de los locales de ocio. El portavoz de la plataforma asegura que la música es perceptible hasta en la última planta de los bloques de pisos, la novena. Las vibraciones ascienden por las juntas de dilatación, denuncian, lo que hace que las columnas «vibren» literalmente. En teoría, según apunta, estos negocios tienen limitadores de potencia «pero o están manipulados o no se usan», señala. «Estamos a criterio del dj», se lamenta el portavoz, quien señala que en un día normal el ruido puede ser «tenue», pero en noches de fiesta, se hace insoportable «y es muy difícil, un día tras otro, te hace sentir impotente».

A estas molestias añaden que los jardines están llenos de restos de las consumiciones nocturnas «y son verdaderos estercoleros», así como tienen que soportar que extraños entren en los soportales, que amanecen con orines y suciedad. De momento, como comunidad de vecinos van a agotar la vía administrativa y si no se soluciona su situación, acudirán a la judicial y a la penal, «desgraciadamente, porque no queremos llegar a este extremo, pero estamos muy saturados».H