En la calle Menacho y las inmediaciones de Conquistadores, ayer se hablaba portugués. La afluencia de clientes en los espacios comerciales de la ciudad era inusual, aun siendo primero de mes y estar cercana la Navidad. El presidente de la Asociación de Comerciantes de la Calle Menacho, Emilio Doncel, calculó que las ventas en la zona se incrementaron a lo largo del día un 70% sobre la previsión de un lunes normal. El motivo fue la masiva presencia en Badajoz de portugueses, que aprovecharon que en su país era día de fiesta para venirse a la ciudad de compras y a pasar la jornada.

Los portugueses celebraron ayer el día de la restauración portuguesa. El 1 de diciembre de 1906 se firmó el acta por la que se delimitó la frontera entre España y Portugal. Casi un siglo después, ese mismo día, la frontera es casi imperceptible.

Doncel aseguró que la afluencia de portugueses se notó "una barbaridad" en todas las tiendas. El motivo, según él, es que Badajoz reúne la oferta comercial más importante en todo el suroeste de España y además sus precios son entre un 20 y un 35% más baratos que en país vecino. El presidente del colectivo de comerciantes comentó que "estamos empezando a tratarles mucho mejor que antes" y, de hecho, cada vez hay más pacenses que intentan aprender el idioma. Según Doncel, el portugués "es muy buen cliente" y ya ha pasado la época de traer la comida en fiambreras, ahora van a restaurantes.

APARCAMIENTOS Llegaron autobuses completos de poblaciones vecinas y los aparcamientos se llenaron con coches portugueses. El estacionamiento en superficie de la calle Prim se llenó antes de lo habitual. A las 9.15 de la mañana ya estaba completo. Según contaba uno de los trabajadores de Adaba, que gestiona este aparcamiento, siete de cada diez coches tenían matrícula portuguesa. Algunos ya eran habituales, portugueses que vienen a Badajoz los fines de semana y que también ayer se acercaron. Contaba también el trabajador que todos salían de vacío y regresaban cargados con bolsas.

El Corte Inglés de Conquistadores tenía el parking prácticamente lleno a media mañana (tiene 500 plazas) y el 90% de los coches eran portugueses. Los clientes del país vecino fueron madrugadores y el centro comercial estaba literalmente "ocupado" desde que abrió. La mayoría procedía de ciudades cercanas, llegaron temprano, comieron pronto en el mismo centro, y siguieron sus compras.