Agentes de la policía científica de la Comandancia de la Guardia Civil de Badajoz, independientemente de lo que mantengan los peritos en sus informes cuando les toque declarar en el juicio contra José G. A. --acusado por el crimen de Talavera--, manifestaron ayer que hallaron vestigios de ADN del acusado en el pedal izquierdo y otras partes de su bicicleta, también de sangre de Antonio Paniagua, el asesinado, así como de ADN de José G. A. mezclado con sangre de la víctima en la casa donde se cometió el crimen. No así en la vivienda ni en la parcela del acusado.

Sobre el valor de estos vestigios, objeto de polémica entre las partes, ayer se leyó en la Sala que dichos restos «son únicamente compatibles con el perfil genético indubitado», referido al del acusado. También descartaron los técnicos que hubiera alguna contaminación de las muestras.

Durante la segunda sesión del juicio --que continuará con informes periciales los días 14, 15 y 16-- volvió a salir la data de la muerte envuelta en polémica, sobre si dar las 2.00 de la madrugada como hora del óbito, como hizo el letrado de la defensa, pues lo cierto es que las partes difieren sobre lo adecuado de dar una hora concreta en un informe forense, que en la realidad tiene varias horas de oscilación. Incluso una pregunta de la defensa fue considerada capciosa, si bien el letrado leyó el folio donde figuraba.

En las declaraciones de agentes que intervinieron en la investigación se expuso que la víctima pudo haberse dejado abierta la puerta de su casa. Otro señaló, además, que «el estupendo olor a lejía» y las manifestaciones de la madre del acusado «sin que le preguntaran», les sonó «a coartada».

Durante la declaración de uno de los investigadores, el fiscal le preguntó, como vino haciendo la defensa con otros testigos, por qué no se practicaron otras pruebas en torno a la sospecha que recayó inicialmente sobre un vecino, que declaró como testigo el primer día y que dijo que estuvo con el acusado fumando en los Colorines, en Badajoz desde las 23.30 hasta las cerca de las 6.00 horas. La respuesta fue que sus manifestaciones fueron coherentes. Otro testigo dijo que no siguieron esa pista porque ya se habían centrado en José G. A. Si bien, en 2015, a instancias del letrado de la acusación, Alfredo Pereira, se realizó una inspección del vehículo de esta persona, sin que arrojara datos nuevos. Esta parte la valoró después de la vista el abogado defensor, José Duarte, diciendo que «el fiscal ha llegado a dudar de que el autor sea el un testigo en vez del acusado».

Otros aspectos abordado fueron los itinerarios seguidos por la víctima y por el acusado esa noche, «por si pudieran haber coincidido en algún momento», y la desaparición de las zapatillas de deporte que calzaba el acusado cuando ocurrieron los hechos.

Por otro lado, otro agente estableció el robo como móvil del crimen, dado que no se encontró la cartera con la documentación de la víctima, a pesar de que la hermana de éste dijese después de los hechos que la Guardia Civil no le dijo nada de robo.