La climatología aprieta pero no ahoga y, como apunta el presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG), José Martínez, los ciclos secos y húmedos son periódicos como ha demostrado la llegada en los últimos días de abundantes lluvias tras meses de incertidumbre, que han permitido que el embalse de Villar del Rey, que abastece a Badajoz y otras poblaciones del entorno, se encontrase ayer casi al 90% de su capacidad, en concreto al 89,6% en la última medición, que se corresponde con 116,5 hectómetros cúbicos de los 130 que puede albergar. Son 36,5 hectómetros más que hace una semana, cuando estaba al 61,6% con 80 hectómetros cúbicos almacenados y casi 15 puntos más que hace un año, cuando el volumen embalsado era del 75,2%, con 97,8 hectómetros cúbicos.

Tras los meses de persistente sequía, este embalse llegó a tener almacenados en su momento más crítico 60 hectómetros cúbicos, con lo que casi ha duplicado el volumen embalsado. Martínez apunta que Villar del Rey es una cuenca «muy agradecida» porque «prácticamente todo lo que cae escurre». Desde el pasado 26 de febrero, hasta el día 9 se había recogido 21,8 hectómetros cúbicos, superando con esta cifra la totalidad del consumo anual de agua de Badajoz

Según el presidente de la CHG, la situación sigue siendo de prealerta en el conjunto de la cuenca del Guadiana, tras cuatro años de escasas aportaciones hídricas. Pero en el caso del embalse de Villar del Rey, las aportaciones de los últimos diez días suponen «garantizar dos años de abastecimiento» a Badajoz, Villar del Rey, Alburquerque, Pueblonuevo y Talavera. También el embalse de Tentudía ha supuesto un respiro para toda la mancomunidad, o Brovales y Valuengo en la zona de Jerez de los Caballeros, que posiblemente tendría que haber sufrido restricciones en el regadío y ya está prácticamente lleno.

Hasta ahora no se había conocido un ciclo de sequía superior a los cinco años, como ocurrió entre 1990 y 1995. El actual comenzó en el 2014, si bien las lluvias caídas no suponen recuperar los niveles de otros años. En el 2013, entre marzo y primeros de abril, se llenaron tanto los embalses que incluso se produjeron desbordamientos y desembalses. El presidente de la CHG cree que de momento no se puede esperar a que esta situación se repita, pues si se produce algún vertido será en los embalses de labio fijo, lo que quiere decir que cuando llegan a su máximo nivel, el agua que entra en cola tiene que salir por el aliviadero, de forma que si no existiese el embalse ese caudal circularía por el río.