Se ha celebrado en La Económica una conferencia sobre BlockChain. La impartió Javier Marín, director del Observatorio de BlockChain de Sngular, empresa de origen extremeño y con oficinas en Badajoz y Cáceres, pero con actividad en varios países y más de quinientos profesionales en plantilla. Mi satisfacción fue triple, por una parte me permitió acercarme algo más a esta revolucionaria tecnología, por otra la satisfacción de que haya extremeños trabajando a nivel mundial en estos temas, pero también que en La Económica se traten los mismos asuntos de tecnología que se están tratando en los lugares más innovadores del mundo. Se nos pasó el tiempo muy rápidamente y creo que todos nos fuimos con más preguntas por hacer que con respuestas claras. Pero estos asuntos son así.

Hace tiempo que estaba escuchando esto del blockchain, la tecnología que soporta la moneda bitcoin, pero no sabía muy bien qué era. Hace unos meses José Luis Vallejo, director general de Sngular, me enseñaba sus nuevas instalaciones en Madrid y decía que todos los meses tienen una sesión sobre blockchain que genera una gran expectación y debate. Me empezó a interesar y descubrí que es uno de los nuevos hechos tecnológicos que van a cambiar nuestras vidas en los próximos años. Me vino a la memoria la primera vez que encendí un ordenador y la Feria Fisex del año 1984, el descubrimiento de la hoja de cálculo Supercal en 1985 cuando Fernando Navarro me la mostró tras un curso al que asistió en Barcelona, después empecé a trabajar con Lotus123, WordPerfect, DBase3 y Harvard Graphics, más tarde el paquete Office con Word, Acces, Excel y Power Point, primero en MSDOS y después en Windows. En los noventa la revolución llegó con internet, que no nos podíamos ni imaginar qué era ni podía llegar a ser, primero con un modem e Infovía, después con los buscadores Altavista, Yahoo o Google, las redes sociales, la cloud, los smartphone, 4G… y ahora parece que todo eso volverá a ser historia con la nueva tecnología BlockChain que aporta sobre todo seguridad y transparencia. Habrá que seguir atento a lo que nos está llegando, pues podrá gustar o no, pero yo no me quiero bajar de este mundo todavía. Esto suena a importante.