Son 27 personas que no han tenido que dormir a la intemperie o en infraviviendas que no reúnen las condiciones para resguardarlos del frío. Las temperaturas han bajado los últimos días y en Badajoz hay un lugar, desde el 4 de diciembre pasado, donde quienes no tienen un techo que los cobije, pueden pasar la noche. El alberque que las Hijas de la Caridad han puesto en marcha en la calle Bravo Murillo ha recibido durante este tiempo a 27 personas distintas.

La media diaria oscila entre 18 y 19, aunque ha habido días que han llegado a 24, según ha informado sor Ana Martínez, responsable de la comunidad y del comedor social que estas religiosas regentan en la calle Martín Cansado. Sor Ana Martínez desconoce si en Badajoz puede haber aún personas que pasen la noche en la calle o en lugares inhóspitos. Ella no es partidaria de atraerlos con la policía, como tampoco de que en las instalaciones haya un vigilante de seguridad. Ése no es su estilo. «Queremos que sientan esto como suyo», que sepan que este recurso existe «y que vean una puerta abierta». Ya se está corriendo la voz.

Los usuarios del alberque, además de dormir, disponen de una estantería donde depositar sus pertenencias. A partir de las 18.30 horas tienen servicio de ducha y lavandería. Después, cena en el comedor, donde al día siguiente, a las 8.00 de la mañana también se les ofrece el desayuno, que está abierto a otras personas que no proceden del albergue. Estos servicios se han incorporado al mismo tiempo que abrió el centro de Bravo Murillo.