La apertura del curso en el Conservatorio Superior de Música de Badajoz se vivió ayer con cierta decepción por parte de la mayoría del alumnado. Después de 17 días de espera para comenzar las clases, los estudiantes se encontraron con una nueva sede, ubicada en el edificio que ocupó el Banco de España en la plaza de la Soledad, pero "sin la equipación necesaria para iniciar las clases con normalidad", según denunció el presidente de la asociación de estudiantes de grado superior, Alfonso Guerrero, quien anunció que se está estudiando la posibilidad de convocar algún acto de protesta.

El descontento era generalizado ante la falta de previsión y de información ofrecida por la dirección del centro y la Diputación Provincial de Badajoz, institución responsable de la gestión del conservatorio, que prohibieron la entrada al edificio a los medios de comunicación. El jefe de estudios, Jerónimo Gordillo, tenía "orden expresa de impedir la entrada", según declaró.

LAS CARENCIAS Sin embargo, los alumnos relataron a las puertas del edificio lo que faltaba en su interior. Un grupo de alumnas, entre las que se encontraban Natalia González, María Quintanilla y Esmeralda González, habían hecho una lista con las cosas que no había. "Faltan muchos pianos, no hay banquetas, ni atriles, ni los ordenadores que se necesitan para la composición, tampoco pizarras de pentagramas, cosas elementales para las clases", explicaron.

Pero lo más grave, según coincidieron, es que "no hay acústica, y eso es lo peor que puede ocurrir en un conservatorio", subrayó Antonio Galindo.

La dirección del centro garantizó a los alumnos que en pocos días estaría solucionado, algo que recibieron con cierta desconfianza pues desde el propio centro se reconocía que el nuevo inmueble no iba a estar a punto para su inauguración, prevista para el 22 de noviembre.