Escuché un ruido fuerte y me asusté, fue un porrazo muy grande y es que se vino abajo el suelo de la casa de Nicolás y él cayó al piso de abajo; se lo han llevado en ambulancia con muchas heridas por todo el cuerpo, pero parece que no es ninguna grave". Así contó a este diario la vecina de Nicolás C. C., que no quiso dar su nombre, cómo vivió el derrumbe de la vivienda de justo al lado de su casa, en el número 61 --43 antiguo, en cerámica-- de la calle San Lorenzo.

Nicolás Corchado C., de 75 años, fue trasladado por el 112 al Infanta Cristina con lesiones por todo el cuerpo aunque según una primera atención, no presentaban gravedad. Sí llevaba heridas en la cabeza, las extremidades y en otras partes del cuerpo, "pero sin fracturas, aunque cojeaba de una pierna".

Además, el anciano sigue "un tratamiento con ´sintrom´, por lo que se lo han llevado para controlarlo", contó otra vecina, conocedora como buena parte de la población mayor de este medicamento, un anticoagulante prescrito para evitar embolias y trombosis.

El derrumbe, el cuarto que ocurre en el Casco Antiguo desde mayo --el quinto si se tiene en cuenta el de parte de la muralla junto a Puerta Trinidad en abril--, se produjo diez minutos antes de las diez de la mañana.

Tras la policía local acudieron los bomberos por si tuvieran que derribar la puerta del piso bajo para acceder a su interior, pero no fue necesario porque un agente local la abrió de una patada para rescatar al hombre que había caído desde el piso superior y se encontraba herido y atrapado entre los escombros.

También acudió el arquitecto municipal Enrique López para emitir un informe, quien inspeccionó el edificio y determinó su desalojo. Se trata de un pequeño inmueble de dos plantas que han sido divididas y tiene tres puertas. Lo habitan dos familias en el principal y una en el bajo; la otra parte de éste lo utiliza su dueño como almacén. Nicolás habitaba uno de los superiores, de dos habitaciones y una pequeña cocina.

El arquitecto vio que los muros no están afectados, pero se requiere un inspección detenida del interior. El derrumbe del piso, que es el forjado del techo de la planta baja, se debió a que es "muy antiguo y está en muy mal estado, es de madera, de palos, que no ha tenido mantenimiento, y suelen sufrir los efectos de las termitas y la humedad, como en este caso, que ha hecho que se pudra la madera y ha cedido por el peso", señaló.

SERVICIOS SOCIALES El derrumbe no afectó, en principio, a los edificios colindantes, pero se ordenó el desalojo de los inquilinos del número 61, de los que, indicó más tarde el alcalde de Badajoz, Miguel Celdrán, se han hecho cargo los servicios sociales para ayudarles en la búsqueda de un alojamiento temporal.

Hay muchas viviendas en muy mal estado en el Casco Antiguo, que amenazan ruina, pero López recordó que la responsabilidad es de los propietarios y que el consistorio solo puede actuar en casos de emergencia o de ruina inminente, por seguridad.

Poco después del derrumbe acudió al lugar la madre del dueño del bajo al que cayó el vecino y al informarles la policía local y el arquitecto de lo ocurrido y de la prohibición de acceder al interior, se manifestó de manera violenta intentando entrar en el edificio, lo que no le fue permitido.

Cuando una vecina le explicó a la mujer que los agentes habían entrado para rescatar al herido "porque se podía morir"; la mujer respondió que "uno menos".

Nicolás estaba solo en el momento del accidente, aunque según los vecinos vive también una mujer que trabaja en un bar y que los días festivos se marcha para visitar a su familia, por lo que no se hallaba dentro cuando el suelo se desplomó.

Por otro lado, los bomberos llevaron a cabo una intervención para sofocar un incendio originado en el sistema eléctrico de un garage en la calle Gómez de Solís, a las 12.03 horas, sin que se produjeras daños personales ni se desalojara a los vecinos.