El año 2005 no ha podido tener mejores comienzos. La crispación domina la sociedad. Por todos lados aparecen crispados, manifestantes crispados, católicos crispados, vascos crispados, ... hasta carnavaleros crispados. Lo peor de todo no es que la gente ande crispada sino que esa crispación no sea espontánea o sentida. Saben los políticos y los gobernantes, que suelen estar muy bien asesorados por equipos que cobran sueldos astronómicos, que a base de repetir machaconamente un mensaje o una idea acaba por convertirse en realidad, o al menos por calar en la sociedad. Tenemos ejemplos, conocidos por todos, como el de "Extremadura es pionera" o "España va bien".

Este año parece que será el año de la crispación, sólo porque desde algunos sectores hay quienes se empeñan en propiciar y alentar este clima con el único propósito de hacer valer sus ideas y de torpedear la gestión y la labor de otros. Lo ideal sería que antes de crisparse se practicase la reflexión, porque los ciudadanos pueden salir a la calle cuando les de la gana para protestar por lo que quieran, pero sin ser dirigidos ni teledirigidos, no son autómatas.