Que el toreo extremeño ha conseguido su mayoría de edad, es incuestionable. Así, con el arte de Cúchares como trasfondo y con un torero extremeño como protagonista, se celebró el pasado viernes en Badajoz la entrega a Antonio Ferrera del Trofeo El Corte Inglés que reconoce al triunfador de la Feria de San Juan 2007. (Ver El Periódico Extremadura del sábado).

Antonio Ferrera es un diestro muy singular. Extremeño de la diáspora (nació en Ibiza), desde muy niño vivió en Villafranco del Guadiana y ejerce como pacense cabal. Siempre quiso ser torero y se le recuerda como niño prodigio; era un chiquillo cuando su nombre sonaba ya en los ambientes taurinos, los que pronto traspasó.

Tras una larga carrera de novillero en la que logró un amplio reconocimiento, especialmente en Francia, tomó también de forma muy singular la alternativa: en Olivenza el 2 de marzo de 1997, con una corrida de Victorino Martín y oficiando como padrino un torero tan importante como Enrique Ponce.

¿Cómo es el toreo de Antonio Ferrera y cómo ha transcurrido su ya larga carrera? En primer lugar hay que decir que este torero ha evolucionado para bien. Antonio siempre ha sido un banderillero muy espectacular, tal vez no puro y tal vez no elegante, pero sí hay unanimidad cuando se afirma que el diestro extremeño enardece a los públicos. Y lo hace por la verdad que a menudo imprime a la suerte. Antonio suele dar ventajas a los toros, a veces excesivas en la elección de los terrenos, como cuando cita desde los medios, en ocasiones en un par de su invención en el que deja llegar al toro de espaldas, para dar un quiebro y tras un pequeño cuarteo clavar con precisión.

Con el capote a Antonio Ferrera se le ha apreciado una sensible mejoría. El diestro adelanta muy bien el percal en la verónica y se mece con el toro. Se lo pasa cerca y carga la suerte, para rematar con una media verónica de inspiración manzanarista.

Mas es con la muleta donde la evolución del torero es más palpable. A pesar de ser Ferrera un hombre de baja estatura, lo que dificulta el mando sobre el toro, mando que es llevar al animal muy lejos por abajo, él busca prolongar las embestidas. No puede por esa limitación física componer con elegancia la figura, pero consigue llevar al toro muy bien. Es su acusado sentido del temple quien le ayuda, pues en su toreo no hay enganchones. Y tras correr la mano, deja la muleta puesta en la cara de los toros, con lo que llega la ligazón. Entonces sus faenas tienen ritmo, y como maneja muy bien la espada pues se va tras ella con decisión, llegan los trofeos.

La carrera de Ferrera no ha sido nada fácil pero él tiene grandes virtudes espirituales: el amor propio, la ambición, la capacidad de sacrificio, el no rendirse jamás ante las dificultades... Si añadimos un valor incuestionable y una afición desbordante, el resultado es un diestro encomiable que se ha ganado, por méritos propios, un puesto en las grandes ferias.

Antonio Ferrera, sin proponérselo, ha sido y es un estandarte del toreo extremeño, que hoy vive su Edad de Oro. La concesión de la Medalla de Extremadura en 2007 premia una brillante trayectoria, mas también supone el reconocimiento de que el arte del toreo ocupa un lugar destacado en la cultura extremeña, como signo de identidad de nuestra tierra que es. Ciertamente, tras Antonio han aparecido, como grandes figuras del toreo, Miguel Angel Perera y Alejandro Talavante. Pero el adelantado ha sido Ferrera.