El arzobispo Antonio Montero tuvo palabras de reconocimiento para los pacenses y la ciudad de Badajoz, en su homilía de la misa por el patrón de la ciudad, san Juan, en la catedral. Y en varias ocasiones utilizó un tono de balance y que llegó a sonar a despedida, incluso con algunas alusiones personales.

Antonio Montero, que en agosto hará un año que presentó su renuncia al Papa tras cumplir 75 años, está pendiente de que Juan Pablo II le comunique su aceptación y designe a su sucesor. El arzobispo hizo un recorrido por varios aspectos de Badajoz, su historia, urbanismo, gentes, "sus luces y sus sombras", y pidió un "esfuerzo moral concertado para que nuestro crecimiento no sea sólo económico, que sea un desarrollo digno", manifestó. Asistieron a la catedral unas 2.000 personas y las autoridades municipales.