Encontrar un hueco en alguna calle del centro para aparcar el coche es casi una misión imposible, pero hallar un espacio gratuito donde estacionar, es un milagro. En las calles más céntricas de Badajoz sólo es posible dejar el coche en un aparcamiento subterráneo, en alguna explanada de las que gestiona la Asociación de Desempleados de Badajoz (Adeba) o en calles que este colectivo ha descartado controlar porque no son rentables desde el punto de vista económico, y de las que se han adueñado los aparcacoches ilegales. Y no sólo espacios sin dueño, sino que aquellos que Adeba vigila también son pasto de los gorrillas cuando los primeros se van.

La avenida Juan Carlos I, el paseo de San Francisco en el tramo de Hacienda, toda la Ronda del Pilar y adyacentes, el parque de Castelar frente al hotel Zurbarán, la avenida de Colón cuando Adeba no está, el centro Conquistadores los fines de semana, Saavedra Palmeiro, Enrique Segura Otaño y en general todos los alrededores de El Corte Inglés de Conquistadores, son escenarios habituales de jóvenes y no tan jóvenes sin recursos que se ganan el día a día con la limosna que los conductores les regalan.

EN EL 97 Adeba funciona desde 1997 y en la actualidad cuenta con una plantilla de unos 45 trabajadores. Según el presidente de esta asociación, José María Morujo, "el problema de los ilegales no es nuestro, es un problema de la policía local", porque aunque reconoce que Adeba trabaja por erradicar esta práctica, sus empleados no pueden estar en todos los sitios, porque los ingresos no son suficientes.

Estos trabajadores están en sus puestos desde las 7.30 a las 21.00 horas, pero hay zonas con turno partido, para cubrir otros espacios con más movimiento. En estos lugares, entre las 14.00 y las 17.00 horas no hay controladores legales y los ilegales ocupan sus puestos. Morujo explica que dejaron la calle Mayor por culpa de las dobles filas, porque se pueden denunciar. También Ronda del Pilar, que sólo probaron, pero fue desechada porque no sirve para autofinanciar a un controlador. "Estamos replanteando cogerlas, pero hay que echar números", señala.

IDENTIFICADOS Según fuentes de la policía local, no habrá más de una docena de aparcacoches ilegales, todos ellos identificados, la mitad de origen portugués. "Hay temporadas que no se ven porque se encuentran en la cárcel y, cuando salen, retoman su actividad".

El problema, como el de otros delincuentes, es que "no escarmientan". Son denunciados, hay un procedimiento penal, los condenan, van a la cárcel y luego vuelven. La denuncia es por desobediencia. La policía local y nacional les advierten de que están ejerciendo una actividad que está prohibida por la Ordenanza de Policía Urbana. Si después son de nuevo descubiertos, son denunciados por desobedecer la orden anterior.

Suelen ser toxicómanos y sacan lo suficiente para sus dosis diarias. La policía asegura que muchos han sido "desterrados". De hecho, hace unos diez años, cuando el problema alcanzaba su punto más álgido, había más de 30. La actuación policial y judicial y la aparición de Adeba contribuyeron a rebajar esta cifra. Fuentes de la policía local apuntan que la única manera de acabar con los gorrillas , es que los conductores no les den dinero. "Erradicarlos es una tarea francamente difícil, porque utilizamos todas las herramientas que tenemos, y no se consigue".