Antonio Manzano, presidente de Badajoz Adelante, pide al ayuntamiento que se dé un trato "digno" a los restos aparecidos en la excavación del Baluarte de Trinidad --donde se hallaron partes de la muralla medieval--, y que proceden, "seguramente, de la cripta del Convento de la Trinidad". Pide, además, que se estudien, que se daten y que se siga excavando.

Señala Manzano que el convento tuvo "gran afinidad con el cabildo municipal", pues allí acudía con el eclesiástico el domingo de san Lázaro y celebraban los antiguos ediles la festividad de san José, entonces patrón de Badajoz. "Pero para que los actuales munícipes supieran estos detalles, deberían haber leído y conocer algo la historia de Badajoz", señala.

El convento, añade, data del siglo XIII, "fijando Solano de Figueroa su fundación el 21 de diciembre del 1.274, durante el reinado de Alfonso X". Lo funda fray Domingo Pedro, también llamado Pedro Domínguez" y fue su protectora Mayor Gutiérrez, madre de Alfón Godínez, ministro del Rey Sancho IV.

Llegaba el edificio de la rampa anexa a Puerta Trinidad --a la que da nombre y por donde accedían reyes y nobles de la Corte-- hasta la calle Calado. Tuvo muchos frailes ilustres; uno de ellos acompañó a Hernando de Soto a la Florida y otro sirvió a los reyes con el cardenal Cisneros, añade.

Suprimido en 1770 por la 'Real Zedula sobre Padres Trinitarios' de Fernando VII, provocando que dejaran la ciudad los religiosos, y permitido el regreso por Godoy en 1795, el monasterio fue destruido en la toma de Badajoz por las tropas inglesas de Wellington y el general Kemp en 1812, en la Guerra de la Independencia. Lo único conocido que pervive del convento es una losa de mármol con la cruz trinitaria esculpida sobre un jarrón, embutida en el lienzo exterior de la muralla del Baluarte de la Trinidad.