Después de más de un año de peregrinar y luchar por vivir entre personas normalizadas, Alfonso y Amparo parecen haber encontrado un sitio donde empezar una nueva vida, fuera de Los Colorines, el lugar donde tenían su hogar y de donde huyeron despavoridos.

Este matrimonio, que el pasado año mantuvo una protesta ante las puertas de los Servicios Territoriales de Bienestar Social y una huelga de hambre de díez días, visitó ayer el nuevo piso que les ha concedido la Junta de Extremadura para ser realojados, en un lugar que quieren mantener en secreto, "todavía sentimos miedo", explicó Amparo, quien revisaba cada rincón de la casa. "Es más pequeño que el piso que tenía en Los Colorines y no tiene balcón, pero me da igual, me parece maravilloso, solo deseo vivir tranquila".

El 22 de julio del 2005 esta pareja abandonó su vivienda social en el barrio de Los Colorines tras ser agredido el marido, en su casa, por unos vecinos, en presencia de su hijo de cinco años. "Nos juraron y perjuraron que si volvíamos nos mataban. Dejamos nuestra casa con todas nuestras cosas, fuimos a un hostal, luego acabamos en el Centro Hermano, hasta que decidimos manifestarnos en la calle para que la Junta nos diera otra casa fuera de aquel barrio. Después de la huelga recibimos una ayuda de 1.800 euros para el pago de un alquiler de seis meses, que se acabó en enero y hasta ahora lo hemos costeado nosotros, aunque era muy caro", según relató. "Tuvimos que volver a nuestra casa meses después escoltados por seis policías para recoger los muebles, pese a haber ganado en los juzgados a los agresores", según Amparo, quien recuerda que "ya no sabíamos lo que era vivir entre gente normal, ni dormir por la noche".

Esta pareja recuerda con dolor su estancia en esta barriada marginal, "aquello no se lo puede uno ni imaginar hasta que no está dentro, allí una sola familia es dueña y señora del barrio y de la vida de todos". Por eso están contentos de que la Junta esté realojando a todas las personas que quieren salir y agradecidos a todos los pacenses que les apoyaron en los momentos difíciles, algo que les reconfortó. "Recabamos 3.000 firmas de apoyo". Ambos coinciden en que "aquello fue una pesadilla de la que hemos despertado, no queremos mirar atrás, con este piso comienza una nueva etapa, más esperanzadora", señalaron.