Acaba de caerse una porción del baluarte de Santiago. Ya se están buscando culpables de lo sucedido.

Seamos sensatos y pensemos primero. Estas obras militares solían hacerse con pocos medios y con frecuencia, es parte de su naturaleza, son sólo un núcleo de tierra de echadizo pisada, con una camisa externa de mampostería. Con el paso del tiempo y los nuevos usos y reformas el agua penetra, el relleno se mueve y a la mínima intervención se pueden producir derrumbes.

Que nadie se precipite en sus acusaciones. Dejen hablar a los técnicos, no iniciemos la caza de brujas. Eso sí, a ver si aprendemos algo de una vez: si se llama a los arqueólogos para un proyecto, que no sea cuando el problema aparece, sino antes, para analizar las posibles dificultades futuras. Eso es arqueología preventiva. Vamos, lo que se hizo en el baluarte de San Roque, por el palacio de congresos, tan criticado. Y con todo y con eso hubo problemas.

*Arqueólogo.