Del espacio sideral a Valdepasillas, pasando por Kazajstán y los Estados Unidos de América. Ese es el periplo que hará el astronauta estadounidense de origen extremeño Miguel López-Alegría, que permanece en la Estación Espacial Internacional --donde participa en una misión de seis meses que concluirá el 20 de abril cuando aterrice en la república exsoviética--, y que asistirá a la inauguración de un parque en Valdepasillas que lleva su nombre.

López-Alegría habló por videoconferencia con el alcalde Miguel Celdrán --quien le informó de la decisión de poner su nombre a un parque y le mostró la placa--; con los niños Danae, Nacho y Carmen, de 9 y 10 años; con sus primos Dionisio y Joaquín; con el coronel jefe de la Base de Talavera, Guillermo Vayá; y con un profesor de la Uex. La conversación se efectuó cuando se acababa de levantar; pasaban siete minutos de las tres de la tarde aquí y bajo su cabeza veía Australia.

El astronauta consideró "un honor" que el parque lleve su nombre y expresó su deseo de acudir "a la inauguración muy pronto". Sus primos afirmaron después que "él quiere venir para la feria de San Juan". El Incluso bromeó cuando dijo que había buscado la ciudad desde el espacio "pero como no se ve la frontera de Portugal no la encontramos".

Danae le preguntó cómo se duerme en la estación espacial, a lo que López-Alegría respondió que "fatal. Tenemos sacos de dormir pero falta la sensación de estar cómodo. Es como en la Tierra, pero menos profundamente". Nacho quiso saber cómo pasan el tiempo; "trabajando, tenemos una semana laboral de cinco días y medio como en la Tierra, haciendo observaciones y mucha investigación", le respondió.

Carmen se interesó por los estudios que se necesitan para ser astronauta y López-Alegría le explicó que hay que tener sobre todo una formación científica, aunque él es militar, pero sus compañeros son matemáticos e ingenieros, "pero más adelante necesitaremos escritores, músicos, pintores y habrá más posibilidades".

Vayá, que reconoció "la enorme envidia que siento", preguntó por la ocupación del tiempo libre, y el profesor universitario por cómo se veía el cielo; "el cielo negro con luz muy brillante". La videoconferencia duró 15 minutos y se realizó mediante una conexión con la NASA, en Houston.