"Nos dieron un uniforme de pana y una bici para recorrer la cuenca del Guadiana", recuerda Enrique Durán, de 88 años, mientras señala una foto en blanco y negro en la que posa junto a otros guardas fluviales 50 años atrás.

Aunque lleva 23 años jubilado recuerda muy bien cómo fueron los inicios de los guardas fluviales del Guadiana porque "fui el fundador de la guardería, entré como guarda mayor y estuve encargado de toda la provincia, también me ocupé unos años de algunos pueblos de Ciudad Real".

Según este octogenario "el trabajo era muy duro", aunque "el guarda estuvo en bici poco tiempo, les comuniqué que no era posible desplazarse hasta Villanueva de la Serena, entonces se encargaron las motos Guci y después con el tiempo dieron los coches a los guardas mayores".

Un ejemplar de aquellas bicicletas y de las motos se encuentran en la exposición que inauguró ayer la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) para conmemorar el 50 aniversario de la Guardería Fluvial.

Al acto inaugural asistieron el presidente de la CHG, Eduardo Alvarado, los guardas fluviales, algunos ya jubilados, el director general del Medio Natural de la Junta de Extremadura, Guillermo Crespo, y el comandante de la Guardia Civil, José María Martínez Rangel.

Esta muestra recoge la historia de este cuerpo que nació para vigilar el dominio público hidráulico en la cuenca del Guadiana, con el fin de asegurar el uso correcto de los recursos hídricos, una labor que ahora desarrollan en coordinación con el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil.

Sólo el pasado año, los 51 guardas de la cuenca (tres son mujeres) elaboraron 6.670 informes y formalizaron 1.492 boletines de denuncia.

La exposición contiene desde el reglamento de 1960, por el que aún se rige este cuerpo, hasta informes e instrucciones de los jefes, además de fotografías antiguas, indumentaria y el material utilizado en la toma de muestra de vertidos.

Entre los papeles expuestos figura "una petición para un curso de natación y de primeros auxilios a presuntos ahogados, ya que resulta cómico que un guarda fluvial tenga que ponerse a gritar en la orilla de un río pidiendo socorro en lugar de tirarse a salvarlo si se presenta una emergencia de estas".

Aprender a nadar

Estos cursillos fueron ayer recordados por Modesto Contador, que lleva 45 años de guarda. "Ahora entran muy bien preparados, tienen ordenadores y todo, en cambio nosotros tuvimos que hacer cursillos de formación en el colegio Virgen de Guadalupe, de los jesuitas, y cursos de natación. Nos costó muchos chapuzones pero aprendimos a nadar en la piscina Conde y en otra que había en la Memoria de Menacho".

Durante 45 años corriendo campos, Contador ha visto muchos atropellos al río, "sobre todo extracciones de áridos, pastoreo con ganado y muchos vertidos, también alguna tala y construcciones cerca del río".

Según este guarda, "trabajo hay mucho y nosotros procuramos llegar a tiempo para evitar que se cometan negligencias en el dominio público".

En el acto, el comisario de Aguas de la CHG, Samuel Moraleda, se dirigió a los guardas para recordar que "aunque han desaparecido los ojos del Guadiana, vosotros sois sus auténticos ojos"

También el presidente de la CHG elogió la labor de este cuerpo, que en 50 años "ha pasado del blanco y negro al color" y les pidió que mantengan el espíritu, "sé que generalmente sois los malos de la película, pero para mí sois los mejores porque estáis bregando día a día, y en el campo. No os sintáis solos".

Alvarado se comprometió a renovar el viejo reglamento con una nueva estructura organizativa.