A quienes a diario atravesaban bajo los arcos de los grupos José Antonio que enlazan con la avenida de Santa Marina, con la inseguridad de que les podría caer encima algún cascote o, lo que es peor, una de las vigas agrietadas, les parece mentira que por fin se esté arreglando esta estructura que lleva en pie casi 60 años pero que en los dos últimos presentaba serios indicios de derrumbe. La Policía Local instaló en agosto del 2007 vallas de protección y desde entonces se había acentuado su deterioro.

"Nos alegra mucho que lo arreglen, porque daba pena, nos daba miedo pasar con los niños al colegio porque parecía que se nos iba a caer cualquier día encima", relataba ayer María Moya, que no vive en estos pisos pero pasa a menudo por esta entrada.

El ayuntamiento ha decidido acometer la obra después de no haber convencido a los vecinos para que carguen con el gasto. Según informó el consistorio, de momento los arcos se están reparando pero no lo está haciendo subsidiariamente, como en principio decidió, sino que hará la obra y posteriormente determinará a quien compete.

El 27 de abril del 2007 se dictó un decreto de alcaldía para que las comunidades de vecinos de los bloques 1 y 25, que lindan con los arcos, afrontasen este gasto pero se negaron, argumentando que la rehabilitación de esta estructura no les competía a ellos, sino al ayuntamiento y, en todo caso, a todos los propietarios de los grupos pues ésta es la entrada de todas estas viviendas. Angel Reino vive desde hace 50 años en el bloque 25 y defendió que ellos siguen pensando que "de las puerta del portal hacia afuera esto es del ayuntamiento y por estos arcos pasa todo el mundo, no solo los vecinos".

El gasto para esta actuación fue aprobado hace diez días por la Junta de Gobierno Local dentro de un montante global de 3,7 millones de euros que incluyen obras en todos los barrios. La partida para estos arcos va unida a la reposición de las barandillas de la carretera de Circunvalación y suma 33.000 euros.

La empresa encargada de la reparación es Construcciones Albero. Tres albañiles llevan una semana dedicados a esta obra. Ya se ha picado todo el lucido afectado por las grietas y han retirado la mitad de las pérgolas para sustituirlas por otras nuevas.

Amelia vive en el bloque 3, que no linda con los arcos. Ayer, mientras observaba la obra decía que "los tenían que haber arreglado mucho antes, no ha pasado nada porque Dios no ha querido, porque se caían". Al mismo tiempo recordaba que hace años cuando pintaron las fachadas se plantearon arreglarlos pero luego muchos se echaron para atrás "aunque entre todos nos habría costado menos".