Economista

Un colectivo de Badajoz propuso solicitar la declaración de Capital Europea de la Cultura en el 2010, iniciativa acogida con distinto entusiasmo por las instituciones y con gran indiferencia, al menos de momento, por la población. La primera toma de posiciones parece que ha sido más a la defensiva o a la defensiva en claves electorales que una meditada reflexión.

Probablemente la propuesta se pueda calificar de precipitada. También de casi inviable con el planteamiento inicial en las fechas propuestas, pues según la Decisión 1419/1999/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de 25 de mayo de 1999 por la que se establece una acción comunitaria a favor de la manifestación Capital Europea de la Cultura para los años 2005 y a 2019, a España no le volverá a corresponder hasta el 2016, y en el 2010 le corresponde a Alemania. No obstante, merece la pena que todos hagamos una reflexión sobre la necesidad de marcarse un proyecto colectivo ambicioso que permita alcanzar los retos que tiene la ciudad y dar un salto hacia el futuro, cambiando el modelo de ciudad y sentando las bases para el siglo XXI.

En Badajoz se dan las condiciones para que nos propongamos un reto temporal de gran envergadura, que movilice y concentre esfuerzos, para que todo lo que está ocurriendo o proyectado esté finalizado en esa fecha y le demos la trascendencia pública exterior para que cambie la imagen de la ciudad y su posición e importancia en España. Esta fecha debe estar condicionada a la definitiva conexión por AVE. Pero suponiendo que esa fecha sea el 2010, no resulta descabellado fijarnos ese año como reto colectivo, y ya que no puede ser la Capital Europa de la Cultura deberemos encontrar otro pretexto. Si nos lo proponemos colectivamente la ciudad para esa fecha habrá experimentado importantísimos cambios.

El Casco Antiguo estará plenamente recuperado con sus nuevos usos residenciales, comerciales, turísticos, culturales, administrativos, educativos, museísticos, etc. Dos grandes retos podríamos plantearnos: recuperación integral de la Alcazaba y reurbanización de El Campillo abriéndolo a los jardines de la Trinidad. Este nuevo estado del Casco Antiguo llenará de orgullo y confianza a los badajocenses y devolverá la dignidad ciudadana perdida con el estado actual.