Suenan las cuerdas de un sitar mientras los alumnos --entre ellos un hombre-- se visten y preparan para aprender los movimientos de un baile hindú. Ellas se colocan el shari como pueden y se pintan el tercer ojo en mitad de la frente. Son los participantes del primer taller de Danzas Sagradas que ayer se celebró en Badajoz y que imparte María Gemio.

Para esta mujer, cuya vida está ligada al baile, mover el cuerpo al ritmo de la música no solo sirve para divertirse, sino que el baile puede tener una misión más espiritual. Los alumnos que asistieron al taller pudieron comprobar el efecto de la danza en el ser humano "porque el baile bien utilizado te permite relajarte, vencer la timidez y darte alegría, por su efecto en el hemisferio derecho".

Una de las prácticas consistió en imaginar, sentados, con una música, "bailar mentalmente", que sirve para concentrar la mente. Según María Gemio, el resultado es que "te encuentras mucho mejor porque los problemas pierden importancia y surge un sentimiento de unidad con la música, el espacio y el Cosmos".

El curso se prolongó durante toda la mañana y consistió en el aprendizaje de danzas antiguas, algunas paganas, dedicadas a la naturaleza y a los animales, de origen celta, pero básicamente sagradas, como los sufí místico de los musulmanes, o el movimiento de los primeros cristianos que bailaban en círculos, así como el sirtaki griego. Pero la profesora insistió en que el objetivo del curso no es el aprendizaje de unos pasos y figuras, sino "comprobar que hay otro tipo de danzas, místicas o reverenciales, y que no todos los bailes son solo para divertirse".

María Gemio lleva años aprendiendo este tipo de danzas "porque me gusta" y en su formación ha tenido mucho que ver la profesora Marisol Higuero. Manuela Martínez era una de las alumnas que hizo ayer el taller, "porque me encanta conocer, saber y aprender en general".