TBtalancines, sí, porque el Gobierno se columpia con la publicación de las balanzas fiscales y porque se columpian quienes presionan para que se publiquen, especialmente la Generalidad de Cataluña, porque era del todo innecesario, por inútil. Innecesario y doblemente, primero, porque esos datos no aportan nada que imponga otro destino a los fondos de solidaridad del Estado y, segundo, porque era obvio que las regiones más ricas contribuyen más que las más pobres.

Ya he dicho en otra columna que en esto de las balanzas hay que hablar no sólo de la fiscal, sino también de la energética, la hidráulica, la medioambiental, la demográfica y la migratoria. En todas ellas le debe mucho el resto de España a Extremadura y esta tierra siempre ha contribuido con la mayor generosidad, asumiendo una central nuclear y el trasvase Tajo-Segura, por ejemplo, y aportando al país un millón de extremeños que emigraron y cuyos impuestos podrían computarse en el haber de la región.

Si las balanzas fiscales son una medida acertada, un gesto de buena política, deberán extenderse y, así, publicarse las de cada ciudad, con lo cual averiguaremos que el madrileño barrio de Salamanca contribuye más que el del Pozo del Tío Raimundo; y las internas de cada comunidad autónoma, con lo cual sabremos que la ciudad de Barcelona aporta mucho más que las localidades de su periferia; y las de la Unión Europea, para seguir conociendo lo obvio: que los países más ricos aportan más que los más pobres; y las del mundo, para concluir que Occidente contribuye más al fisco mundial que el Tercer Mundo. Si la regla de tres de que la región que más aporta es la que más debe recibir y, aun más, que no se destine de su aportación ni un euro fuera de sus límites, traducido esto al ámbito de la familia, a partir de ahora no deberá darse alimento ni techo a los miembros que, por edad, situación laboral, etcétera, no aporten nada económicamente.

El disparate está servido y aunque el Gobierno asegura que las balanzas fiscales no determinarán el cálculo de las aportaciones para la solidaridad interregional, no hay duda de que las que regiones que más aportan tratarán de barrerlo todo para ellas. Este es el balancín tonto en el que estamos por culpa de quienes tanto gustan de columpiarse.