Dos empleados de la empresa concesionaria de la limpieza, FCC, tuvieron que afanarse ayer en retirar las numerosas pintadas que aparecieron en algunos de los muros del recién rehabilitado baluarte de la Trinidad. Los vándalos se ensañaron especialmente con una de las paredes de la muralla medieval, cuyos restos se encuentran en la parte más baja de la construcción y que, al contrario de otras paredes, que pueden ser repintadas para recuperar su aspecto anterior, en la muralla los materiales que se conservan son los originales.

Los trabajadores de FCC emplearon agua a presión con productos disolventes. Ayer por la mañana no lograron hacer desaparecer todas las pintadas y tendrán que continuar hoy. Los autores emplearon esprays de diferente colores, negro, amarillo, rojo, verde, azul y plateado, además de rotuladores, con los que dibujaron símbolos irreconocibles, firmas, calaveras y rejas. La pintura puede retirarse sin demasiad dificultad porque no había pasado demasiado tiempo. Las pintadas debieron de realizarse el martes, pues esa misma noche se dio la voz de alarma a través de las redes sociales.

La Asociación Amigos de Badajoz denunció este «ataque al patrimonio de la ciudad», al tiempo que se preguntaba si la solución pasa por cerrar el parque o instalar cámaras de vigilancia. Este colectivo manifestó que los restos se encuentran casi al nivel de la acera por la que transita mucha gente. «Por eso nos resulta extraño que ningún paseante se percatara de que estaban pintarrajeando las murallas para que se hiciera una llamada telefónica a la policía», se lamentó, así como consideró difícil que nadie hiciera una foto de lo que estaba sucediendo.

Además de las pintadas, en la pared del fondo del baluarte, en la parte baja, se aprecian los restos ennegrecidos de una fogata.

La rehabilitación del baluarte de la Trinidad supuso una inversión de un millón de euros y se inauguró en febrero pasado. Un mes después, la Asociación Cívica denunció su estado de abandono, que dio lugar a la acumulación de basura, heces y restos de botellón, que ahora también son visibles.