Hay quienes piensan que solo estamos en el camino correcto si pensamos como ellos. Hay quienes creen que lo que piensan ellos es la verdad pero no son tan arrogantes -ya quisieran- como para creer que su verdad sea absoluta pero especulan y se ilusionan a diario con la idea de creerlo así. Hay quienes leen un libro o un par de ellos, forman parte de una organización, pequeña o grande, da igual, lo importante es que se sientan arropados y avalados por ella, escuchan algún discurso más o menos encendido o demagógico, se apuntan a alguna revolución que no les traiga demasiados problemas y ya están situados en la autoridad moral, en la perfección ideológica, en el lugar adecuado del escenario social donde se dirimen las vidas de los demás. Porque de eso se trata: hay quienes creen que las vidas de los demás deben ser salvadas de un mal que los que no están a su altura intelectual o ideológica, han contribuido a crear. Y nos tratan como a niños, tontos o ingenuos, como si no fuésemos capaces de pensar o decidir por nosotros mismos, de creer en lo que nos da la gana. Como si necesitáramos que nos interpretaran la realidad. Si te unes, serás de los nuestros, o sea, de ellos, y te darán un carnet de guay que solo ellos otorgan. Si miras para otro lado, si piensas diferente, si propones alternativas a sus locuras o desvaríos, si respondes a sus insultos, si les dices que son iguales que todos, peores que los demás, y les hablas del mal, que no tiene que ver con la ideología, o de la ética, que no es religión, o de la educación, que no está en la escuela, se revuelven, se retuercen, ponen cara de vinagre y te señalan con el dedo. España está podrida y no es solo por la corrupción. La corrupción es multicolor y no tiene que ver solo con el dinero. Hay estercoleros del pensamiento que acumulan demasiada basura. La basura de pretender hacernos creer que nos rescatan cuando nos secuestran, que nos alegran cuando nos ponen de mala leche, que nos regeneran cuando nos ensucian. Cuando paso por la calle La bomba y me fijo en los muros del instituto Zurbarán no puedo dejar de mirar las réplicas de Banksy y recordar una de ellas, ausente, que lleva como lema: «No necesitamos más héroes sino gente que limpie la basura». Aunque yo de lo que quería escribir era de las donaciones de Amancio Ortega.