A lo largo de mi vida profesional he tenido la oportunidad de compartir mesa y mantel con escritores, actores, cantantes y otras celebridades más o menos interesantes. Algunos de ellos, extremeños y badajocenses, por nacimiento o por residencia, cercanía o amistad. Recordamos con cariño y gratitud la deferencia que Miguel Bosé tuvo con Badajoz, también su ciudad, aceptando ser pregonero del Carnaval (el de mayor relevancia, sin duda, de cuantos hemos disfrutado), como tantos otros, sin pedir nada a cambio. De otros (u otras) no podríamos decir lo mismo porque sistemáticamente o elevaron en exceso sus pretensiones o fueron incapaces de liberar sus apretadísimas agendas.

Siempre hemos creído que los famosos, los de verdad, se deben a su público pero, también, a la tierra que les vio nacer, a la ciudad que se emociona orgullosa reconociendo los méritos de sus hijos. No sé si Bebe , la cantante, la actriz, calibra con tino la importancia de su ciudad y el afecto de sus vecinos. Supongo que sí. En su forma de hablar, en su acento lleva a Badajoz lo que sucede es que, a la par, siempre le acompaña un carácter nada fácil, una personalidad fuerte, acentuada y, dicen, que rebelde.

Hubo una progresía señorita y adinerada que pretendió acogerla en su seno y nombrarla abanderada de sus desafíos y propuestas hasta que la cantante se reveló como iconoclasta, anarcobeligerante, protestona y contra corriente, o sea, hasta que le dio por decir, entre otras muchas cosas, que lo de la famosa refinería le parecía una barbaridad. Sin embargo, no siempre la rebeldía es sinónimo de intelectualidad ni mucho menos de conocimiento ni la beligerancia tiene nada que ver con el acierto ni mucho menos con la verdad. A veces, los artistas se pasan y acaban diciendo burradas como impostura, por quedar bien o salirse del tiesto cuando, en realidad, lo que están cometiendo es una imprudencia.

Ahora, que Bebe ha declarado internacionalmente estar embarazada, enhorabuena, debería sosegar y olvidarse de exabruptos que pueden crear confusión y dar un pésimo ejemplo. Seguir fumando durante su embarazo (El País , 7-11-2009) no es un acto de rebeldía, es una insensatez que ni la ayuda a ella ni a su futuro hijo ni a sus millones de seguidoras. A no ser que haya descubierto que ir contra la comunidad científica y médica internacional es la expresión suprema de la insurgencia.