TCtreo que casi todos los esfuerzos de este Gobierno para conseguir la auténtica igualdad de la hembra respecto del macho no están consiguiendo los resultados esperados. Sin ir más lejos, ahora mismo disponemos de un Gobierno peligrosamente machista en su proporción. No es de extrañar que continúen buscando soluciones a tal desbarajuste, porque, como ellos dicen, nos queda mucho camino por recorrer. De ahí la nueva propuesta del orden en los apellidos, en la que va a dejar de primar el varón, ya era hora, hombre, con la falta que nos hacía una cosa así. Ignoro la repercusión de la citada medida en las políticas sociales de defensa de menores, agresiones familiares, violencia doméstica, conciliación laboral y familiar, educación y opciones reproductivas y/o sexuales de las personas, equiparación de salarios entre sexos, acceso de féminas a ministerios, altos cargos y jefaturas empresariales u otras de mayor o parecido calado, pero, presumo que debe ser enorme. Supongo que llevarán estudiándolo tiempo y que esta vez han dado con una solución más definitiva: La solución alfabética. Se me ocurre que, quizás, no sea tanto un problema de leyes de obligado cumplimiento y discriminaciones positivas como de escasez. De escasez de señoras hembras, se entiende. Quiero decir, que no es que no haya más ministras ni directoras generales porque las políticas de igualdad fallen, sino, sencillamente, porque las mujeres estamos en minoría. Si esto fuera cierto, creo que tengo la solución. He sabido que la boa constrictor hembra es capaz de reproducirse solita, sin macho que la aparee, y, cada vez que pare por este procedimiento sólo alumbra pequeñas boas hembras. Dicen los descubridores que la partenogénesis es un recurso de supervivencia y que está documentada en varias especies de mamíferos. Digo yo: intentémoslo con la especie gobernante. Provoquemos la partenogénesis de las hembras mejor dotadas. Ya verás como no se nos pone nada por delante. Y los apellidos en paz.