Abrazos y saludos cariñosos de amigos que por sus quehaceres no pueden verse todos los días pero que comparten vivencias. Así fue el recibimiento de los sacerdotes de la diócesis que ayer por la mañana iban llegado al Seminario de San Atón, en Badajoz, para celebrar la convivencia anual con el arzobispo, Celso Morga, y en la que además se rindió homenaje a quienes a lo largo de este año cumplen sus bodas de oro (50 años) o plata (25 años) sacerdotales. Siete fueron los sacerdotes que recibieron la insignia conmemorativa de manos del arzobispo. Los que celebran 50 años son Antonio Sama Riafrecha, Francisco Pérez González, Ángel Díaz Rodríguez y Manuel Grillo Chávez. que fue vicario general de la diócesis. Entre los que cumplen 25 años está el escritor Jesús Sánchez Adalid, además de José Manuel Navarro Pulido y José María Redondo Pilo. La mayoría de los que cumplen sus bodas de oro están ya jubilados, algunos por enfermedad.

Esta convivencia se organiza coincidiendo con la Navidad y para celebrar el año nuevo desde hace 30 años. Se inició con la eucaristía presidida por Celso Morga, quien en su homilía señaló que este encuentro «nos invita a reflexionar sobre nuestro sacerdocio», algo que debe hacerse desde la humildad.

Al seminario acudieron alrededor de 150 sacerdotes, del total de 220 de la diócesis. El organizador de la convivencia, Luis Romero, párroco de San Roque, comentó que el sacerdocio ha ido evolucionando a medida que lo ha hecho la sociedad «en la forma de ejercerlo» y sobre todo con «la gran reforma y puesta a punto de la Iglesia que supuso el Concilio Vaticano Segundo». En este sentido, señaló que la actividad de los sacerdotes ha cambiado «y sobre todo hay tareas nuevas y nuevas formas de estar y de realizar el ministerio». Según este sacerdote, su labor ahora «es más plural» y «es más comlejo en este sentido, pero siempre ha sido algo difícil de vivir como también profundamente gratificante e ilusionante». Así, cuando se celebran las bodas de oro y plata hay sacerdotes «que te entusiasma ver tan ilusionados después de tantos años y que han llevado una trayectoria de trabajo, de esfuerzo y de lucha».

Una preocupación latente es la de la crisis de vocaciones. «De momento en nuestra diócesis vamos con dificultades, es un reto pendiente de la Iglesia en general y de la nuestra en particular». En estos momentos, en el seminario mayor hay 5 seminaristas y 14 en el menor.