La zona del río Guadiana, conocida como la Crispita, donde el domingo por la tarde se ahogó el joven de 31 años Manuel Guzmán G., está llena de pozas con una profundidad de 2 a 4 metros. Puede que el fallecido, que entró andando desde la orilla para ir a buscar a su perro por una zona poco profunda, se introdujese inesperadamente en una de estas pozas, de la que no fue capaz de salir, según señaló ayer el suboficial del servicio municipal de bomberos, Juan Carlos De Lima. En el lugar donde se encontró el cuerpo había una poceta de más de 2 metros de profundidad.

El informe de la autopsia, que se practicó ayer por la mañana, confirmó que se trata de un caso de ahogamiento por sumersión. En la autopsia, realizada por el equipo de Instituto Anatómico Forense, se encontró agua en los pulmones y no se halló ningún otro indicio de cualquier otro percance, informa F. León.

Fueron los submarinistas del servicio municipal de bomberos quienes encontraron el cuerpo dos horas después de su desaparición y a pocos metros del lugar donde se sumergió Manuel Guzmán. Este servicio cuenta con ocho agentes que realizan actividades subacuáticas y en el turno del domingo por la tarde había tres. Según Juan Carlos de Lima tienen medios suficientes para actuar en este tipo de situaciones, porque tanto el equipo de buceo como la preparación del personal es correcta.

CON UN GANCHO En zonas de agua sucia u oscura, como es el caso, cuando se busca un cuerpo sumergido se utiliza un equipo de buceo y cuando es próximo a la orilla, se toca con pies y manos en función de la profundidad. Si es en el medio, se tantea pegado a la barca. Cuando aumenta la profundidad, antes de la inmersión con los equipos, se utiliza una red de arrastre, que es el primer procedimiento. Con unos ganchos en el extremo de una cuerda se van realizando tirones en el agua, como si fuese un anzuelo, porque si la víctima está en el fondo, en el momento que se toca el cuerpo la sensación se tiene arriba en la cuerda y en cuanto se toca un poco el cadáver se eleva hacia la superficie inmediatamente.

Eso ocurrió el domingo. Uno de los garfios se agarró a la axila y el cuerpo ascendió. Pudo hacerse así porque llevaba poco tiempo en el agua; no ocurre lo mismo cuando lleva varios días en el fondo, pues se vuelve muy pesado y hay que sumergirse para rescatarlo. Un cuerpo tarda entre 24 y 48 horas en salir a flote, en función de las condiciones de temperatura.

Las pocetas aparecen inesperadamente en muchas zonas del Guadiana. Para acabar con esta situación habría que dragar el limpiar del río porque aunque no está autorizado el baño en ningún tramo, salvo en La Codosera, hay gente que acude habitualmente a la orilla urbana de Badajoz.

Según la información recabada por los bomberos entre los compañeros del fallecido, Manuel Guzmán sabía nadar. Pero al perder el sustento del fondo y caer en una poceta, donde pudo encontrar algún obstáculo, no consiguió salir a flote.

Los bomberos alertan de los peligros que supone introducirse en el río, también por los objetos, enseres y vegetación que son un riesgo para los bañistas pues existen muchas posibilidades de sufrir percances.