El relevo de Luis García-Borruel como portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento va a tener más consecuencias de las que afectan directamente al grupo. Borruel lleva mucho tiempo convencido de que quieren echarlo de su partido y que los órganos regionales están buscando «excusas» para justificar su expulsión. Si eso ocurriera, Borruel tiene decidido que no va a abandonar su acta de concejal y que se quedaría en la corporación como concejal no adscrito, con todos sus derechos y obligaciones.

Ayer recibió un correo del delegado territorial de Acción Institucional, Antonio Ibarra, en el que lo avisaba de que debido a que no ha recibido contestación al escrito sobre el cambio de portavoz, un documento que tiene que firmar Borruel, el partido considera que no admite el cambio de portavocía en el grupo, «considerándose este hecho de infracción muy grave, obligándonos a adoptar las medidas disciplinarias correspondientes». Borruel defiende que el cambio de la portavocía compete al grupo, y no al partido pero que, aun siendo así según la legislación, él no se opone, si bien asegura que no ha recibido ningún documento que tenga que firmar, como tampoco ha sido informado de los motivos del cambio ni de todos los movimientos que se han sucedido después.

Al respecto del correo que envió ayer, este periódico pidió el parecer de Antonio Ibarra, quien se negó a airear cuestiones que en su opinión sólo atañen al partido y se circunscriben al régimen interno. Por su parte, el secretario de Organización de Ciudadanos, Cayetano Polo, se limitó a señalar, a preguntas de este diario, que la expulsión del partido no es un procedimiento «sencillo» pues compete al comité de disciplina y existen unos estatutos que establecen unas garantías. Polo aseguró que Borruel ha recibido el documento para el cambio de la portavocía, que también se envió a su compañera de grupo, Julia Timón. Sobre si el partido puede tomar esta decisión, se negó a entrar «en una guerra simplista».