Hace más de 20 años que escucho que iban a hacer una autovía entre Cáceres y Badajoz. Esta carretera en 1997 pasó a ser de titularidad de la Junta de Extremadura denominándose entonces como EX 100, la primera del catálogo autonómico. Se han hecho muchos anuncios de su conversión en autovía, se anunciaron contratos de obras de algunos tramos, se adjudicó y elaboró el proyecto de todo el trazado e incluso se anunció que la Junta de Extremadura ejecutaría las obras y posteriormente se las abonaría el Estado. Lo cierto es que la autovía ni está ni se le espera, y la Junta de Extremadura ha dicho que no está entre sus prioridades actuales. Cada vez que recorro esta carretera, que es con cierta frecuencia, veo más circulación y algunos días con cierta intensidad. No creo que debamos renunciar a que un día sea una autovía, pero mientras tanto lo que no podemos es renunciar a que se invierta en ella y se hagan importantes mejoras que faciliten su seguridad, especialmente los días de lluvia, que permitan mejorar la velocidad media y que intensifique su tráfico, sin tener que hacer 40 km más por la A66 y la A5, como alguna vez nos han recomendado.

Mientras que no se construya la autovía, a lo mejor con un 10 por ciento de la inversión nos proporcionan un 80 por ciento de las prestaciones, se puede hacer poco a poco en los presupuestas de cada año. Creo que si se hacen las variantes de los dos pueblos, y se evitan las travesías interiores, si se van eliminando curvas y cambios de rasantes, si se ensanchan las vías añadiendo arcenes y carriles donde proceda para vehículos lentos o rápidos, si se dan soluciones a cruces, intersecciones y accesos de vehículos, algún que otro puente, en fin lo que supone ir mejorando la carretera como bien saben los técnicos, en unos años podríamos disfrutar de mejoras, que si seguimos insistiendo con la autovía como única solución, permaneceremos parados en el pasado. Si hace 20 años se hubiese empezado a estas alturas tendríamos casi una autovía y las relaciones entre Cáceres y Badajoz serían mucho más intensas, ahorrándonos muchos gastos y generando un beneficio incalculable.