El empresario Francisco Guerrero ha comprado a Caja Rural de Extremadura el histórico edificio de las Tres Campanas, situado en la plaza de la Soledad. De momento, el nuevo dueño no ha decidido el uso que le va a dar, según ha manifestado a este diario, aunque baraja destinarlo a alguna actividad de hostelería (un hotel o un restaurante con salones para bodas) o comercial.

Guerrero, cuya principal actividad empresarial se circunscribe al negocio de las grúas, también está vinculado al negocio de la hostelería, pues tiene un 33% de participación en el Complejo Alcántara, que lleva su hermano. "Es un edificio emblemático y hay que procurar no solo mantenerlo sino mejorarlo, respetar todo el encanto que tiene y las buenas condiciones en que se encuentra", comenta.

El inmueble de las Tres Campanas tiene un nivel de protección A, el máximo que se le puede dar, como el de la catedral, lo que conlleva una protección integral, interior y exterior. Eso significa que solo se pueden acometer obras de adecuación que favorezcan la conservación del edificio. Según el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) el uso de este inmueble es para equipamiento recreativo y social o centro comercial.

LICENCIA De momento, Guerrero asegura que ha pedido licencia al Ayuntamiento de Badajoz para la reparación de la fachada, que aunque no está mal, pretende pintarla y arreglar la madera de los ventanales, que es lo que más urge. A partir de ahí tienen que determinar qué se puede hacer, pues no tienen presentado nada.

El inmueble de las Tres Campañas ha estado casi en desuso desde que lo adquirió Caja Rural de Extremadura, que en principio se planteó utilizarlo como sede central, opción que descartó y prácticamente no lo ha utilizado estos años. Los arquitectos contratados por la entidad llegaron a la conclusión de que por motivos de expansión este inmueble no tenía capacidad suficiente y se decidió destinarlo a contenidos culturales. Como una de las pocas actividades que allí se han organizado está el fallo del concurso de Mujer en la Pintura y la exposición de los cuadros participantes. También se celebró en este lugar con la Universidad de Extremadura la ludoteca Las 3 Campanas para fomentar la lectura con juegos y animaciones.

SUPERFICIE Se trata de un edificio muy grande pues tiene fachada además de por la plaza de la Soledad por la calle Duque de San Germán. Francisco Guerrero no conoce si existían otros pretendientes. La hermandad de la Soledad en tiempos tuvo interés en quedarse con él para ampliar las instalaciones de la ermita. El solar sobre el que se asienta tiene una superficie de 420 metros cuadrados y el inmueble cuenta con una superficie construida de 1.754 metros cuadrados, pues consta de cuatro plantas de altura (piso bajo, tres alturas y una terraza con balaustrada). La parcela es alargada con unos 10 metros de fachada y un fondo que varía de 42 a 45 metros.

Las Tres Campanas recibe su nombre de las campanas que existen en un gran reloj que corona la fachada, que se cubre con un parasol de hierro. Este edificio se construyó como establecimiento comercial a finales del siglo XIX (1899) y sufrió un incendio en 1912, siendo rehabilitado cinco años después tal y como ha llegado a la actualidad. Sus creadores son el ingeniero militar Curro Franco y el maestro de obras Adel Pinna, un equipo que se atribuyó otros edificios de la época en Badajoz. Según los datos facilitados por el historiador local Alvaro Meléndez, siempre perteneció a la familia de Luis Ramallo (el político), que lo vendió a la entidad bancaria en el 2002. Dispone de sótano y un ascensor, un elemento que fue innovador en su época.