Muchos tienen todavía el recuerdo de la calle San Juan de cuando le llamaban el Tubo, cuando por la calle no se cabía y todo Badajoz paseaba, arriba y abajo, no solo para comprar sino para ver y ser visto. Entonces en el Casco Antiguo vivían más de cuarenta mil personas y en esta calle y en sus proximidades se concentraba el mejor comercio de la ciudad y de la región, aunque entonces también Elvas podía presumir de buen comercio.

En esta calle destacaban establecimientos como las pastelerías de Pascual Alba y La Blanca, heladerías Los Italianos y Catalá, farmacias como El Globo de Folgado o la de Huertas y después de Medinilla, la armería de Justo García, zapatería el Barato, Alonso o San Juan, la perfumería Mendoza que llegó a ser una de las más grandes de España, y Calderón, juguetes Espada y Campano, grandes tiendas de moda y complementos como Brummel, Demetrio Pérez, La Paloma, Almacenes San Juan, Benjamín Muñoz, Rívoli, La Granadina, los Angeles, Modas Redondo o Sénior, joyerías La Cordobesa o Castellanos, bares como Las Dos Victorias, el Gallo o Gambrinus, ferretería El Zamorano, óptica Kauvy, electrodomésticos Lusol o Ridruejo y bazares como Valparaiso y La Luz, y tantos otros comercios que permanecen vivos en la memoria de la ciudad. En esta calle sigue en pie el edificio donde empezó la Caja Rural de Extremadura, y sigue gozando de entoldado desde 1860. Muchos son los recuerdos de la calle y entre otros el Chiste de la Paloma, que daba nombre a la esquina y que hace unos años repuso Lola, la de los tejidos.

Muchos han abandonado la calle, especialmente los clientes. Aquí resiste Paco de la Droguería el Globo, Damián de Montana y Cano de las revistas, y de los antiguos pocos más. Otros han llegado y han añadido su nueva sabia. Muchas pueden ser las razones del declive de la calle, unos dicen que es por la alta intensidad de bares y de ruido que han echado a los vecinos, pero la realidad es que el declive es anterior, sin tenernos que remontar al cierre del mercado de la Plaza Alta.

Esta calle no era el fin de nada sino el paso principal de la zona del mercado a la zona centro. En ambos sitios vivía mucha gente, y la vida da seguridad. En esta zona vivieron y convivieron miles de personas y ahora falta vida, no basta con los estudiantes de paso o con los eventos ocasionales. Hace falta que viva mucha gente. Y la gran oportunidad es la rehabilitación de El Campillo. Han pasado las elecciones, parece que ya hay los apoyos políticos necesarios, ¿Qué se espera?. La calle San Juan se está muriendo y no podemos permitirlo. Hay que revitalizar la calle entre todos, ya no pueden solo los comerciantes. La ciudad tiene que comprometerse y hay elementos suficientes para ello. Pero lo más urgente es empezar la reurbanización de El Campillo. ¡Que empiece ya que el público se va!!!!!