Los vecinos de la calle Suárez Somonte, en el tramo comprendido entre Ronda del Pilar y Martín Cansado, ya se han acostumbrado a vivir con las vallas que impiden el tráfico de vehículos.

El motivo es una vivienda que se encuentra apuntalada desde el pasado mes de mayo, debido a los desperfectos que le produjo el derribo del inmueble anexo, que obligó incluso a los propietarios a trasladarse y a mantener un pleito con la constructora, que de momento mantiene paralizada la obra. El inmueble anexo del otro lado también se ha visto afectado y los inquilinos del piso superior han tenido que marcharse por los daños que presenta su casa.

UNA GRUA

La vivienda derribada se encuentra en el número 34 de la citada calle. La constructora no ha empezado a construir, sólo existe la estructura que sujeta los muros de las dos viviendas vecinas y hace unos días ha sido colocada la grúa. El vecino de la casa de enfrente aseguraba que la casa de al lado, en el número 32, está apuntalada desde el verano, cuando se colocaron las vallas a la entrada de la calle, para impedir el tráfico. "Yo si me preguntan digo que esta calle se llama la calle cortada, porque en esta esquina no pone el nombre", contaba entre bromas otro vecino.

Una mujer explicaba que antes esta calle siempre había sido muy transitada, por la proximidad del colegio Lope de Vega, pero este curso ha sido imposible hacerlo. "Hasta los peatones pasan con dificultad por aquí", se quejaba un afectado. Y para más inri, en el extremo de Ronda del Pilar, también está levantado el adoquinado, para las obras de la red de agua, una actuación que también se ha complicado por las obras.

Elena González, que vive en la esquina con Martín Cansado se mostraba indignada por lo sucedido y por la presión de algunas constructoras. Su casa y otra próxima son las únicas de la manzana que no van a ser derribadas y los propietarios de ambas, en previsión, han realizado un poder notarial que les permita probar el buen estado de sus casas, en el caso de que aparezca una grieta.