Uno de los procesos civiles más tortuosos que se conocen es la nominación de calles. Algo que debería ser tan sencillo y producto de la espontaneidad y el consenso se convierte en arma arrojadiza política con la adición del desdén ciudadano, que pasaría olímpicamente del asunto si no fuera porque en cada refriega es objeto de daños colaterales. A saber, el cambio de nombre de su calle lo que le supone una faena de muy señor mío, pocas veces tenida en cuenta por quienes toman decisión tan arbitraria.

Es gratificante que los vecinos propongan nombres pero no siempre la mayoría tiene razón y los abajo firmantes pueden convertir un sano ejercicio democrático en la defensa de un inepto o en la promoción de un delincuente. La historia tampoco aporta mucha fiabilidad puesto que estamos en un país donde la historia es según quién la escriba y, así, podemos encontrarnos con seres extraordinarios que, justo enfrente, son de lo más imbéciles.

Una vez conocido que en Cerro Gordo se homenajeará en su callejero a los héroes y momentos de la Guerra de la Independencia, antes de meternos en el entuerto de la memoria histórica y sabido que la política no es el ámbito más apropiado para consensuar nombres de calles, propongo, a quien corresponda, que, siguiendo la línea de complejidad social y cultural que ello supone, se nominen a las calles de Badajoz con títulos de película (calle Lo que el viento se llevó), novelas (avenida de la sombra del viento), alimentos autóctonos (plaza del jamón ibérico), equipos de fútbol (travesía del atlético de Madrid), meses (rincón de enero), días (pasaje del miércoles), planetas (ronda de Venus), además de toda la pléyade, ya conocida, de países, ciudades, pueblos, animales, flores, plantas y otras hierbas.

La originalidad de los nombres daría a las calles de Badajoz un colorido especial y, puestos a hacer la barbaridad más grande, seguro que nadie nos supera. Eso sí, habría que dejar algunas calles en reserva para dedicarlas a, quienes desde la estulticia y la omnisciencia, convierten a Badajoz en la respuesta a sus complejos y en el centro de sus batallas. Resuelto el problema, pasaríamos inmediatamente a otra tontería.