No hay ningún concurso para evitar roces entre paisanos. Pero los campomairenses sí compiten en imaginación y entusiasmo. Edición tras edición, con una periodicidad que los vecinos deciden, se superan. Desde ayer y hasta el 30 de agosto se puede comprobar en cien calles de esta localidad portuguesa, situada a tan solo 19 kilómetros de Badajoz, que celebra su tradicional y peculiar Festas do Povo o Fiesta de las Flores. El secreto mejor guardado durante casi ocho meses, desde que los cabeças da rua dieron el pistoletazo de salida y empezaron a diseñarse y confeccionarse los decorados, se desveló ayer al amanecer, tras la noche de la enramaçao .

Todas las flores (reales, inventadas o redefinidas), todos los colores (fieles, postizos o acomodados) están representados en el interior de la localidad, creando bóvedas frágiles y túneles efímeros de papel rizado, que envuelven a los miles de visitantes que desde el primer día ya abarrotaron el municipio, a pesar del calor sofocante y de que, por primera vez, se ha establecido un precio de entrada por persona (4 euros, los niños hasta 10 años no pagan).

El Centro Cultural acogió el acto de inauguración, con la presencia de autoridades de ambos lados de la frontera, que reiteraron la gratitud a los vecinos de Campo Mayor, que hacen posible esta singular fiesta, que aspira a ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y donde el empresario de Cafeés Delta, Rui Nabeiro, fue vitoreado como un auténtico héroe local. El presidente de la cámara municipal, Ricardo Pinheiro, aprovechó la presencia del presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara (en su primera visita oficial al país vecino) para reclamar, en castellano, un "impulso" al proyecto de Eurociudad con Badajoz y Elvas. Vara, por su parte, respondió comprometiéndose a retomar el Plan Portugal, diseñado en su anterior legislatura, como un medio para construir Europa "en las fronteras".