Aunque algunos políticos aseguren que no están pensando en las elecciones, lo cierto es que en Extremadura se respira, cada vez más, el denso ambiente que envuelve a las campañas electorales. De hecho tenemos, prácticamente, todos los ingredientes de una auténtica precampaña: encuestas, candidatos y declaraciones, un tanto altisonantes, para animar cada uno a su clientela electoral.

Así que me temo que el mes de agosto que está a punto de empezar será el último respiro de aire fresco, antes de que las maquinarias electorales comiencen a echar humo.

En Badajoz el Partido Popular llega, de nuevo, con ventaja a las próximas elecciones: tiene la posibilidad de presentar a un candidato que ha ganado ya cuatro citas electorales; enfrente tiene a un Partido Socialista que acusará el cabreo generalizado de la población por los recortes y reformas emprendidas por Zapatero e, incluso, se celebrará el día de las votaciones con el servicio de limpieza privatizado y, por tanto, solventado el principal problema de la ciudad o, al menos, el que más puede fastidiar a los ciudadanos.

Y con este panorama, muchos dentro de su propio partido se preguntan, aunque en privado, si el PP debe volver a presentar a Miguel Celdrán como candidato. Quienes lo aprecian creen que Celdrán debería disfrutar ya de un merecido descanso. Aseguran que ahora sería el mejor momento para ´dejarle marchar´ y más a sabiendas de que si Celdrán vuelve a ganar las elecciones no será para marcharse a su casa unos meses después. Por supuesto que no todos los concejales del actual equipo de gobierno están preparados para sustituirle, como nos quiere hacer ver el propio Celdrán cuando se le pregunta por ello. Sin embargo, es evidente que Fragoso está haciendo un máster desde que se fue Monago .

Por su parte los socialistas no deberían plantearse otras opciones para su cabeza de cartel al ayuntamiento que no sea la de Celestino Vegas . Es el único que podría evitar una mayor sangría electoral de la que, sin duda, se beneficiará Izquierda Unida.