Arqueólogo

Hablaba hace ya algún tiempo de la hostelería en Badajoz, comentando la propuesta de optar a la capitalidad cultural europea, y me refería a los horarios de los establecimientos del sector. Otra cosa es el servicio hostelero.

Hace tiempo que tengo asumida la dificultad de encontrar en España, no sólo en Badajoz, buenos camareros y camareras. Desde luego, hay excepciones y también buenísimos profesionales, pero, en general, la calidad es deleznable.

Me pregunto siempre los motivos de esta mala calidad generalizada --comprueben el contrario ejemplo de nuestros vecinos portugueses--. Creo que en nuestro país, todavía se siguen manteniendo principios ancestrales y el de no servir nunca, aunque sea una profesión tan digna como otra, no es el menor, desde luego.

Pero también se unen a ello la falta de cortesía y la manía de considerar que eso de atender una mesa puede hacerlo bien cualquiera y sólo con verlo en televisión.

En Badajoz, hay camareros y camareras que suelen ser simpáticos y hasta corteses, pero dejan muchísimo que desear en el plano profesional. Por eso, todo cuanto se haga en el campo de la formación hostelera es poco y, afortunadamente, se está comenzando a hacer bien, aunque tarde. Falta profesionalidad y unas mínimas maneras.

Me irrita, y no es por prejuicios sociales, la, a mi juicio, pésima costumbre del tuteo indiscriminado, que no es exclusiva de aquí, ni afecta sólo a la hostelería. Entre jóvenes podría aceptarse, pero cuando un camarero te trata de tú sin conocerte de nada, hace perder al local hostelero una parte importante de sus teóricas gracias.

Una ciudad que opte a alcanzar la capitalidad cultural europea debiera ser capaz de demostrar su simpatía, en los bares y restaurantes, con profesionalidad, sin necesidad de empalagar ni de establecer familiaridades que nadie demanda. Creo que no sería muy difícil ponerse al día en estos aspectos, pero ha de hacerse deprisa. No se puede seguir como hasta ahora.