Con la moda del running han crecido como setas las convocatorias de carreras populares. No hay pueblo que no tenga la suya ni colectivo sin ánimo de lucro que no convoque su prueba anual. Pero como la que han ideado un grupo de jóvenes emprendedores de Badajoz, ninguna. La experiencia se denomina Crazy Cross y ayer se demostró que es una grandísima idea por su poder de convocatoria y porque fue una cita distinta, que conjugó deporte y diversión. Más de un millar de personas se inscribieron y otro tanto asistió como público por la mañana en el parque nuevo del Guadiana, en la margen derecha, con permiso del viento y la lluvia.

Crazy Cross es la primera carrera de obstáculos hinchables de Europa "en la que la diversión, deporte y la acción social corren de la mano" en 5 kilómetros de recorrido, según la definió la representante y una de las promotoras, Ursula Redondo. La idea surgió de un grupo de cuatro jóvenes emprendedores de Badajoz, que eligieron su ciudad para organizar la primera carrera.

Sin edad

A uno de ellos se le ocurrió que un maratón sería más divertido si se colocasen obstáculos, tanto para niños como para padres "porque aquí abarcamos todas las edades", sin plantearlo como competición sino como diversión. La acción social se justifica en que el 5% de la cuota de inscripción se destina a colectivos, iniciativas o fines sociales en la ciudad donde se desarrolla. Ayer estaba aún abierto el proceso de decisión. La actividad se inició a las 9.00 de la mañana con el calentamiento de los participantes, todos con camisetas rojas con el nombre de la prueba y algunos de ellos disfrazados.

La primera salida estaba prevista a las 10.00 de la mañana, aunque se retrasó. Crazy Cross constaba de siete oleadas, que salían cada 20 minutos. En cada oleada participaron 200 personas y en la última corrieron adultos con niños.

Los protagonistas eran los obstáculos hinchables de grandes dimensiones, diseñados especialmente por los promotores de esta iniciativa y a lo largo del recorrido también se incluyeron cañones de espuma y agua, así como pruebas como gymkanas para hacerlo más entretenido. La organización contó con 67 jóvenes voluntarios, que se distinguían de los corredores por sus camisetas azules. También estuvieron la Policía Local de Badajoz, Protección Civil y Cruz Roja, que tenían sus puestos montados desde primera hora de la mañana.

Aunque la meta era la diversión se establecieron premios, a los disfraces más originales, equipos, al participante de más edad (con 62 años) y al primer clasificado de la primera oleada. Después de Badajoz, la siguiente parada es Salamanca y posteriormente en otras diez grandes ciudades. Prueba superada.