Una familia de nueve miembros desalojaron su vivienda, número 28 de la calle Morales, justo un minuto antes de que se viniera abajo el muro de la cocina, medianero con la casa de al lado, número 26, que se derrumbó cuando unos operarios desescombraban el inmueble, que está abandonado y en ruinas.

"El jefe de obra de la casa de al lado vino diciendo salid, salid; salimos y al minuto se cayó el muro", contó a este diario un miembro de la familia que, como los demás hermanos, no quisieron dar sus nombres. En la casa había en ese momento cinco niños. Todos resultaron ilesos.

Ocurrió hacia las 15.45 horas de ayer. Enseguida llegó la policía local, que avisó al dueño del inmueble donde se originó el derrumbe, con quien habló el padre de la familia afectada, a quien le prometieron que podrían volver a su casa en una semana, cuando terminase la obra de reposición del muro. Mientras, aún no tenían decidido dónde se alojarán, según otro miembro de la familia.

M. S. F., un vecino de la zona, manifestó que "esto mismo puede ocurrir en medio casco antiguo; hace unos días se cayó un trozo de fachada más abajo y por suerte no había niños jugando".