Los principales desperfectos causados por el temporal en cinco casas del Cebadero, en la calle Valladolid de la barriada de San Fernando, ya han sido reparados por el ayuntamiento, propietario de estas viviendas, que están ocupadas en alquiler.

Dos de las familias han vuelto a su hogar, tras pasar tres noches en un hostal, que pagó el ayuntamiento, después de que el viento arrastrase los tejados de uralita y los técnicos considerasen que las casas no reunían condiciones de seguridad. Desde el viernes pasado estas dos familias duermen en sus casas y los inquilinos de otras tres permanecen con familiares.

En el patio comunitario, todavía permanecían ayer amontonados los restos de uralita y las antenas seguían torcidas. "La tele se ve como una patata", comentaba Francisco, que con su mujer Victoria es uno de los matrimonios que ha vuelto a su casa. La pareja se mostraba muy agradecida por la rapidez con que el ayuntamiento ha reparado el tejado. Francisco quiere destacar que él mismo facilitó la toma de corriente eléctrica a los operarios, para que se agilizasen los trabajos. Aunque todo está solucionado, Victoria todavía tiene el susto en el cuerpo y su marido se muestra preocupado porque tiene problemas de corazón. "Gracias a Dios no ha pasado nada", se decía. Genara es su vecina, vive con su hijo y también ha pasado tres noches en el hostal. Ambas familias señalaban que han estado muy bien pero que ya tenían ganas de volver "porque como en casa no se está en ningún sitio", decía el hijo de Genara, a pesar de que en su vivienda quedan humedades.

Francisco hubiera querido no tener que volver a esta casa y que tras lo ocurrido, los trasladasen ya a los pisos nuevos que la Inmobiliaria Municipal ha construido junto a estas viviendas para realojar a los inquilinos que han podido comprarlos. Sin embargo Francisca se conforma, porque dice que la concejala de Urbanismo ya les comentó que faltaban trámites por resolver. De momento, tanto ella como Genara han empezado a empaquetar sus pertenencias, aunque la situación de Genara es distinta, porque ella no ha podido comprar uno de los pisos nuevos y se irá a otra vivienda municipal de alquiler. Ella no se queja. "Lo importante es que no nos ha pasado nada", decía.