Cada año por estas fechas, entorno al día de San José, patrón de Badajoz, el casco antiguo revive para celebrar sus fiestas, que incorporan entre sus tradiciones la suelta de vaquillas en la explanada de la alcazaba. Cientos de jóvenes llenaron desde el mediodía la plaza portátil instalada para la ocasión y marearon todo lo que pudieron a los tres animales procedentes de una ganadería oliventina.

Tras la suelta, las vaquillas son conducidas al matadero de Olivenza y el martes se reparte la carne entre los conventos de la ciudad. Antes de celebrarse la fiesta taurina tuvo lugar la misa del patrón en su ermita, para después degustar dos arrobas de aguardiente y cincuenta kilos de perrunillas, que se agotaron en hora y media.

El presidente de la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo, Juan Pedro Plaza, comentaba que aún siguen queriendo recuperar la fiesta de las vaquillas en la plaza Alta, un lugar que también podría lucirse con otras actividades, en incluso en la plaza de España, como se hacía antiguamente. Aunque Plaza reconoce que en estos años se ha hecho mucho por la zona desde todas las administraciones, los vecinos quieren que la rehabilitación se agilice y nadie se relaje.

El presidente también insistió en que los que viven en el barrio saben que la seguridad ciudadana es mayor que lo que se percibe. Respecto a la fiesta de San José, Plaza reconocía que tienen que saber vender que es el patrón de toda la ciudad, no sólo del centro histórico.