Con la sentencia del Tribunal Supremo en la mano se da la paradoja de que el "cubo" de la facultad de Biblioteconomía se tiene que derribar pero como el nuevo Plan General Municipal ha legalizado esta construcción, podría volver a levantarse posteriormente. Sin embargo, el alcalde de Badajoz, Miguel Celdrán, se mostró ayer tajante con esta posibilidad al declarar que sería "un tremendo error". "Se tienen que buscar otras soluciones, si las hay", manifestó.

El alcalde negó que, como dice la sentencia, haya existido intencionalidad en el ayuntamiento de legalizar esta construcción con el nuevo plan urbanístico porque la demora del desarrollo del plan se debió a la Plataforma Logística.

En una valoración apresurada del fallo judicial, sin haberlo examinado de forma exhaustiva, el alcalde dijo claramente que "hay que cumplirla" pero ahora "habrá que ver cómo para que no se perjudique la ciudad, ni al Casco Antiguo, ni a Biblioteconomía", pues recordó que la revitalización de la zona fue el objetivo con el que se ubicó la facultad. Celdrán informó de que ya había comunicado la sentencia al presidente de la Junta y a la consejera de Cultura y el resultado es que "vamos a ir todos de la mano".

En este mismo sentido se pronunció la consejería a través de un comunicado, mediante el que señaló que "respeta" el fallo del Supremo y que mantendrá los contactos oportunos con el ayuntamiento para determinar las próximas actuaciones a realizar. Según manifestó el alcalde, tendrán que reunirse para ver cómo se hace el derribo del "cubo", quién lo realiza y qué hay que decidir antes de hacerlo. De momento, apuntó que lo primero que habrá que hacer es un proyecto. El ayuntamiento ya valoró hace dos años que el derribo costaría 8 millones de euros. Los plazos de ejecución tampoco se han marcado de momento.

Respecto a la Asociación Amigos de Badajoz, Celdrán se mostró pacificador y comprensivo porque confía en que les mueve el interés de defender a Badajoz "unas veces más acertados y otras menos". Además, el alcalde manifestó que desconocía los planes de la Universidad de Extremadura sobre el futuro de la facultad de Biblioteconomía.