No hay vuelta atrás. El Centro Hermano de Badajoz cierra hoy sus puertas definitivamente, aunque Cáritas confía en que pueda reabrir a principios del próximo año. Las últimas personas acogidas, que ya se habían reducido en las últimas semanas ante el anuncio de cierre, saldrán esta mañana por la puerta y muchas de ellas no tendrán dónde alojarse.

El director del centro, Manuel Díaz, informó de que ayer había 18 personas acogidas, de las cuales cuatro han sido derivadas a los centros de Cáceres y Mérida, que están bastante saturados. El resto saldrá sin rumbo fijo, directamente a la calle.

Para que el cierre de este centro, que abrió sus puertas el 25 de abril de 1995 no pase inadvertido, acogidos, voluntarios y personas relacionadas con su trayectoria, participaron anoche en una convivencia. Durante todos estos años, este centro no ha protagonizado problema alguno, "ni externos ni internos, siempre hemos sido una casa grande, con los problemas lógicos de una casa grande, pero siempre se resolvían dentro", comentó Díaz.

POSIBILIDADES

El director de Cáritas, Andrés Guerra, expresaba ayer su confianza en que esta situación sea transitoria, al mismo tiempo que advertía de que lo ocurrido no es algo nuevo, sino que el cierre estaba anunciado desde hace mucho tiempo, y no se ha podido evitar porque la sociedad no ha sabido concienciarse y exigir soluciones a la Administración.

Los responsables del centro mantuvieron la semana pasada una reunión en la Consejería de Bienestar Social y ambas partes pusieron sobre la mesa las posibilidades que cada uno barajaba. "Ahora estamos en un compás de espera", señaló el director de Cáritas. Guerra insistió en que no sirve cualquier ubicación para trasladar el Centro Hermano, porque primero debe cumplir los requisitos para poder albergar a 28 o 30 personas, situarse en un lugar que facilite la integración y disponer de espacios abiertos.