El Centro Penitenciario de Badajoz tendrá que someterse en breve a algunas reformas para poder habilitar espacios para fumadores en las zonas comunes de cada uno de sus seis módulos. Este centro también sentirá los efectos de la ley antitabaco aprobada por el Gobierno y que entrará en vigor mañana. Sin embargo, aquí la ley contempla algunas excepciones al tener una consideración especial, ya que aunque es un espacio público, los internos no pueden salir de él o moverse con libertad para fumar, como podría ocurrir en los centros de trabajo o en lugares públicos.

La prohibición es total para los trabajadores, que no tendrán zonas específicas para fumadores. En cambio, Instituciones Penitenciarias permitirá fumar a los reclusos en las celdas si están solos, "y si están acompañados de otro recluso que no sea fumador podrán fumar siempre y cuando éste dé su consentimiento por escrito", según explicó a EL PERIODICO el director del centro pacense, Carmelo Charfolé.

Ahora, cada vez que una persona ingrese en prisión, la dirección tendrá que preguntarle si es fumador o no y si se opone a compartir la celda con otro recluso que consuma tabaco.

También se les permitirá consumir cigarrillos en las zonas comunes que hay en cada uno de los seis módulos de este centro. "Son salas de estar con televisión, que tienen entre 90 y 100 metros cuadrados, donde juegan al parchís y echan el rato o ven la televisión, que deberán tener una zona habilitada para fumadores", explicó.

Todavía no se ha decidido cuál será el sistema que se emplee para habilitar un espacio en estas salas comunes, ya que, según reconoció Carmelo Charfolé, "se está estudiando la solución más factible, porque es difícil, no se puede poner un tabique porque se estropea la sala, si se ponen mamparas tienen que llegar hasta el techo para que no pase el humo de un lugar a otro, y hay que preservar el derecho a un espacio sin humo".

TERAPIAS PARA TODOS Estará prohibido fumar en el resto de las dependencias, incluidos el locutorio y el salón de actos. En este sentido, explicó que la ley se aplicará como en otros sitios, "aunque los espacios se habilitarán progresivamente".

Un alto porcentaje de la población reclusa, que ronda los 700, es consumidora de tabaco, como demuestran las ventas del economato de la cárcel, que el pasado año vendió 100.000 cajetillas a los internos.

El economato seguirá vendiéndolo, aunque se iniciarán, después de las fiestas navideñas, terapias para dejar de fumar por parte del servicio médico de la prisión, para reclusos y funcionarios, según Carmelo Charfolé.

En el centro no han existido campañas antitabaco porque han tenido prioridad otros tratamientos encaminados a erradicar otras toxicomanías. Por ello, una de las psicólogas del centro, (que quiso mantener su anonimato) explicó que estas personas "ya tienen demasiadas restricciones como para añadir una más, sobre todo cuando muchos están intentando salir de adicciones mucho más fuertes. Prohibirles el tabaco supondría incrementar su ansiedad".

Por ello, esta profesional considera acertado que la ley contemple medidas específicas por ser éste un centro especial.

UN PASO MAS En el centro penitenciario está prohibido el consumo y la venta de alcohol, y no se permite a los familiares de los internos introducirlo. Tampoco pueden llevarles alimentos ni tabaco, sólo lo pueden conseguir a través del economato.

Charfolé cree que la ley antitabaco "no tiene por qué crear conflictividad aquí, porque además disponen de porches y de patio, es cuestión de ir acostumbrándose, ya estaba restringido su consumo en algunas zonas, ahora vamos a dar un paso más".