Periodista

Me hubiera gustado ser testigo de la conversación que mantuvieron el viernes 24 la concejala de Cultura, Consuelo Rodríguez, y el escritor Alvaro Valverde, en la que la edil popular expuso al autor la decisión de cesarlo como miembro del jurado de los premios literarios Ciudad de Badajoz. No dudo de que uno y otro estén contando la verdad, aunque se contradigan.

Las razones que han llevado al equipo de gobierno municipal a desprenderse de este escritor serán muy legales, porque el ayuntamiento puede hacer y deshacer como le venga en gana a la hora de nombrar a un jurado y no es la primera que ocurre, pues ya se han conocido otros casos cometidos por otros gobiernos de distinto signo.

Pero lo que no es justificable es que la concejala decidiese desprenderse de Valverde justo momentos antes de hacer público el fallo de los premios, cuando el hombre ya estaba instalado en el hotel, por lo visto acompañado y había consumado un trabajo previo para que el que había sido contratado. No entiendo cómo Consuelo Rodríguez no pudo prever el desaguisado que iba a provocar. Si hubiese mantenido la misma conversación al día siguiente, las consecuencias no hubiera sido las mismas, pues no es la primera vez que un cambio de gobierno provoca un cambio de jurado o unas opiniones contrarias generan despedidas. Es verdad que pocos entendían cómo un jurado tan de izquierdas se mantenía con un gobierno municipal del PP. De ahí tal vez que estos premios gozasen de la fama de independientes. Habrá que ver qué fama han ganado para la próxima edición.