THtemos ido viendo cerrar oficinas tras oficinas de entidades financieras y despedir o trasladar a sus empleados, y piensas que nunca llegará a la tuya, en la que te sientes cómodo y en la que confías, hasta que llega. Han cerrado la oficina de Caja Badajoz de la calle Juan Carlos I, en la que llevaba operando desde que empecé mi actividad empresarial, hace 25 años. Hace tiempo que ya no era lo mismo, pero yo seguía sintiéndome cómodo y en confianza, aunque solo fuese porque seguían los colores amarillos del cartel y por las personas que me atendían, que seguían con su cultura de la Caja y ponían todo lo que estaba en sus manos para que salieses satisfecho, aunque ya no todo estaba en sus manos. Han sido 25 años de fidelidad con una oficina, que ha conocido mejor que nadie mis buenos y también mis malos momentos económicos. Que te ha echado una mano cuando ha podido y en otros momentos te ha escuchado. Que te ha llamado cuando podía haber un problema evitando que lo hubiese, y que naturalmente ha cobrado lo que le correspondía y ha exigido y apretado cuanto tenía que exigir. Pero como cliente te sentías atendido y bien tratado, y yo nunca me sentí engañado, ni por la entidad, ni por mis interlocutores.

He visto pasar en estos 25 años a tres directores: Víctor Ribero, Carmen Maján, Paco Manchón y de nuevo a Carmen, y a otros empleados como Pilar, Clemen, Isa, Paco, Luis o Pedro, espero no olvidarme de ninguno, y de todos ellos he tenido siempre un excelente trato y colaboración, les tengo el mejor recuerdo y me siento agradecido por su atención. Ahora cierran, trasladan las cuentas a la Central, trasladan al personal fuera de Extremadura o lo despiden. Mucha gente piensa que esto es irremediable, que las entidades financieras no pueden ni deben tener corazón, que los clientes son meras cuentas y que las relaciones tienen que ser a través de un teclado evitando el contacto personal y reduciendo costes.

O no!!! Hay un principio que dice que toda tendencia tiene su contratendencia, que el mundo tiene huecos para lo grande y para lo pequeño, que tiene que inventarse algún sistema que evite la exclusión financiera, que una caja no es un mero intermediario financiero, y en definitiva que hay razones para pensar que terminarán reinventándose. Y yo también lo pienso, porque el hueco que dejan las cajas de ahorro está vacío y alguien terminará ocupándolo, y al final el dinero existe en exceso en el mundo y lo que falta es confianza.