El albergue juvenil El Revellín de Badajoz va viendo la luz, después de 4 años, como opción de alojamiento en la ciudad, a juzgar por los últimos datos que se hacen públicos, facilitados por el equipo de gobierno a petición del grupo municipal socialista en el Ayuntamiento de Badajoz. A lo largo del 2015, entre los meses de enero y noviembre, se alojaron en este espacio un total de 1.267 personas, mientras que en el 2016, en este mismo periodo, lo hicieron 1.631 (en total, incluido diciembre fueron 1.771), es decir, 364 más que el año anterior, lo que representa un incremento del 29% y una media mensual de más de 147 alojados, aunque la ocupación al mes sigue siendo baja, de un 8%.

El albergue dispone de 62 plazas distribuidas en 11 dormitorios. Los meses con mayor demanda de habitaciones fueron febrero (292 alojados) y marzo (230), además de mayo (240) y Julio (231). Curiosamente, fue en agosto (45) y septiembre (41) cuando menos movimiento tuvo. Los ingresos totales a lo largo del año en concepto de alojamiento ascendieron a 20.252 euros, cantidad a la que habría que añadir la que se cobra por el uso del centro de asociaciones, que es prácticamente residual. La suma queda muy alejada de los 218.000 anuales que cuesta la concesión al ayuntamiento al año, si bien hay que tener en cuenta su concepción como servicio público.

El periodo de inflexión lo marcó la bajada de las tarifas aprobada en verano del 2014 y que propició que sea una alternativa más competitiva. Alojarse en El Revellín cuesta entre 11 y 15 euros. El gerente, Carlos Mangas, valora que la ocupación ha mejorado por las acciones que está realizando la empresa adjudicataria para dar a conocer las instalaciones, sin embargo considera que aún no son lo suficientemente conocidas. «Todavía queda muchísimo camino por andar», reconoce. Como anécdota, cuenta que en el 2016 el albergue fue sede electoral, donde los vecinos de San Roque acudieron a votar dos veces y «muchos no lo conocían». Añade que el 100% de los que se alojan en estas instalaciones «se queda asombrado de los servicios que ofrece, porque es un albergue de lujo», defiende.

En este sentido, Mangas apunta que él conoce muchos otros albergues porque es directivo de un club de fútbol femenino y las instalaciones en las que se han alojado no tienen nada que ver con las de Badajoz. «Ojalá las demás ciudades tuviesen algo parecido». Insiste en que se trata de un alojamiento «inusual» al que, como tal, acuden usuarios de muchas edades, desde grupos de jóvenes, a familias completas y usuarios mayores. De hecho, hay una clienta de 82 años que reserva cada varios meses, cuando viene desde Canarias a Badajoz para visitar a sus hermanas. El gerente destaca que los usuarios se sienten cómodos porque una de sus directrices es no mezclar a los alberguistas, es decir, en otros alojamientos hasta que no se completa una habitación no se ofrece otra, pero en El Revellín se reparte a los clientes entre todas las habitaciones disponibles. «Hemos llegado a tener hasta 10 personas durmiendo cada una en una habitación», sobre todo los días de diario, «mientras se pueda y no esté completo». Asegura que cuentan con bastantes usuarios habituales. «Aquí, el que viene, ya no busca otro lugar en Badajoz,», manifiesta, «por precio, por calidad y por trato».

Como centro de asociaciones, sí tiene mayor demanda, aunque aún no es del 100%.